Colombia no tiene con la administración Duque una política exterior que refleje la sincronización entre la política interna, la política exterior y la actual agenda internacional. La política interna debe mostrar las prioridades que el presidente de la República debe imprimirle a su política exterior. Es decir, hacia donde quiere conducir el país.
La comunidad internacional es consiente que el Estado a través de su actual gobierno, no tiene coherencia entre el discurso que hace el gobierno a la comunidad internacional con las obligaciones que adquirió y la casi nula actuación frente al cumplimiento de sus compromisos.
El proceso de paz colombiano que se llevó a cabo con las FARC se constituyó en una fuente de esperanza para el mundo convulsionado, en el que la negociación y la resolución de conflictos se podrían realizar con un dialogo serio y constructivo.
En ese orden de ideas, la Unión Europea -UE-, las Naciones Unidas, los países que fueron garantes y algunas naciones europeas jugaron un papel fundamental tanto en el ámbito político como en el económico. La UE y unos de sus países miembros fueron donantes importantes para todo el proceso, antes, durante la negociación y ahora en la etapa de su implementación.
Ante varios sucesos acaecidos como el nombramiento en posiciones claves para la implementación de los acuerdos de paz de funcionarios públicos que de una manera u otra han tenido algún tipo de vinculación con narcotraficantes o paramilitares, o que según declaraciones que se conocen por los medios de comunicación, han venido manifestando su inconformidad con los acuerdos de paz, el asesinato de 63 líderes sociales desde que empezó la pandemia hasta el pasado 10 de junio y los crímenes reiterativos contra personas reinsertadas y líderes medioambientales; un grupo de 94 congresistas de EE. UU., firmaron recientemente una carta entregada al secretario de Estado Mike Pompeo para hacérsela llegar al gobierno Duque a fin de que se le presione para que cumpla con los acuerdos de paz y cesen las violaciones de Derechos Humanos.
En este mismo sentido, la UE, El Parlamento Europeo, la ONU, entre otros, han pedido reiterativamente al presidente Duque que cumpla el acuerdo de paz, y proteja a los líderes sociales, a los reinsertados, y activistas de derechos humanos que siguen siendo blanco de violencia, la cual se incrementó con el Coronavirus.
El Parlamento Europeo manifestó su descontento por la paralización existente en la implementación del acuerdo de paz, y la malversación de los dineros del Fondo de Paz el que fue engrosado gracias a los aportes que los europeos dieron para que se ejecutaran los distintos planes y programas en el posconflicto, y no para que se utilizaran en contratos para estrategias de comunicaciones de la Presidencia y mejoramiento de la imagen del Jefe de Estado, entre otros temas.
Las fricciones que el gobierno Duque ha tenido con la ONU al haber negado la entrada al país del funcionario de esta institución que hizo el reporte sobre la violación de Derechos Humanos en Colombia, fue vergonzoso.
Todo lo anterior es un mal mensaje no solo para los colombianos que creemos en la paz y en la democracia, sino para la comunidad internacional.