A más de dos años del gobierno Duque, el país aún no parece encontrar el rumbo en aspectos cruciales, no hay un norte claro, con objetivos definidos y políticas públicas contundentes, tampoco grandes reformas, y el piloto parece más concentrado en alistar el libreto diario de su programa de televisión que enfrentar los verdaderos problemas de los colombianos.
Por todos es conocido el difícil momento de la economía nacional, también del empleo que para cifras del mes de octubre, según el DANE alcanzó el 15,7%, la baja productividad, la crisis del sector agropecuario, el regular manejo de la pandemia, la inseguridad desbordada, la poca efectividad para evitar el exterminio de los líderes sociales, indígenas, excombatientes, defensores de derechos humanos y líderes de restitución de tierras, sumado al poco interés en avanzar en el desarrollo de los programas del posconflicto, hacen que la gestión gubernamental este pasando desapercibida por la mayoría de los ciudadanos.
Ahora bien, por sí fuera poco, se conoció en los últimos días un informe de la Comisión de Política de Drogas para el hemisferio occidental, órgano creado por la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, el cual analiza los impactos de dicha política en el continente y ¡oh sorpresa! El gobierno Duque sale muy mal parado, es decir, el informe “raja” al gobierno colombiano en aspectos cruciales de la lucha antidrogas.
La Comisión hace un completo análisis del Plan Colombia ejecutado en nuestro país desde el año 2000, en el entonces gobierno del Presidente Pastrana y que concluyó en el 2016, bajo el gobierno Santos.
Además de cuantificar la inversión económica del Plan Colombia que ascendió a 10 billones de dólares, y cuyo fin principal era frenar la producción de cocaína y que el Estado mantuviera el control frente a la insurgencia y otros grupos armados ilegales, pues sólo se logró a medias. En uno de los seis capítulos del informe, la Comisión advierte que Colombia ganó terreno frente a las guerrillas y otros actores ilegales, más no pasó el examen en lo fundamental que era controlar la producción de narcóticos y hoy lamentablemente seguimos encabezando el deshonroso primer lugar en ser el principal productor de cocaína en el mundo.
Pero ahí no para todo, los expertos que integran esa Comisión, entre ellos dos colombianos, advierten de la ineficacia de usar el glifosato como mecanismo de lucha antidrogas, señalan textualmente que la aspersión aérea no es efectiva, es mucho más costosa y aleja a las comunidades rurales que terminan viendo al Estado como “un actor opresor que busca matarlos de hambre y empobrecerlos”.
El estudio a cambio recomienda que se deben centrar esfuerzos en la destrucción de laboratorios y en la incautación de los químicos que se usan para la producción de alcaloides, toda vez que es un proceso menos costoso y más eficiente y de menor impacto en las comunidades.
Pero, además, señala otras medidas que deben implementarse, muchas de ellas contenidas en los Acuerdos de Paz de La Habana, pero que éste gobierno poco quiere adelantar, como la construcción de red vial terciaria, es decir, más y mejores vías rurales, también la implementación a cabalidad de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial -PDET- en 170 municipios, pero sin desfinanciarlos y ejecutando en los tiempos establecidos que son 15 años.
El gobierno en otros aspectos de suma importancia también avanza a cuenta gotas como la titulación de tierras, en la protección a líderes sociales también se raja, cifras de organismos muy serios como la Fundación Ideas Para la Paz, indican que han asesinado a 448 líderes sociales, y 243 excombatientes de las Farc.
En términos generales el informe firmado por asesores del presidente electo Joe Biden, deja muy mal parado al gobierno colombiano y bajo ese análisis las relaciones bilaterales con el nuevo gobierno estadounidense a partir de enero no serán fáciles, primero por los bajos indicadores de lucha antinarcóticos y segundo, por haberse parcializado y participar indebidamente en la campaña electoral del país del norte tomando partido directo por el hoy derrotado Donal Trump, ambas cosas le pasarán factura al lánguido gobierno Duque, ojalá los colombianos no paguemos los platos rotos por la mala gestión y por la poca experiencia de intervenir en asuntos externos de otros países.
Todo lo contenido en ese informe ha sido advertido desde mucho antes por expertos nacionales al gobierno colombiano, pero este, por estar secuestrado en la ideología, el dogma y la doctrina del Centro Democrático, ha hecho caso omiso y ahí están los penosos resultados.