Lastimosamente, como lo he venido mencionando, los valores se han perdido y algunos de ellos son la lealtad, la honestidad y la congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos, y más cuando se trata en política.
Para nadie es un secreto que el liderazgo de Sergio Fajardo es distinto. Él representa la instauración de los valores perdidos como los que he dicho anteriormente entre otros más. Su liderazgo es tranquilo, reflexivo, inteligente, algo distinto a lo que hemos estado acostumbrados como nación en los últimos años.
Ha habido tantos hechos tan atroces que como sociedad nos han adormecido, que quizás han acostumbrado a algunos a la existencia de antivalores tales como son: la vulgaridad, la violencia, la injuria y la calumnia, el insulto, la trampa, el engaño, etc., y los han asociado al poder, a la fuerza, al facilismo y tal vez a la riqueza. Pero, ¡que equivocados están! Pues el que hablé más duro e insulte lo único que demuestra es su debilidad. Los argumentos y la razón son las mejores armas del poder y de la fuerza, algo que hemos olvidado como país.
Por eso quizás al candidato de la Centro Esperanza se le tilda por algunos como débil sin que lo sea. Hay peleas que no se cazan porque no valen la pena y si desgastan y eso lo sabe Fajardo, pero es lo que algunos no entienden.
Todos queremos un cambio. ¡Claro que sí! Pero este cambio no se puede generar con odios ni con rabia, ni de manera impulsiva. Debe ser un cambio que genere esperanza y realidad. No es bueno que unos políticos sigan engañando al pueblo colombiano con mentiras o maquillando la dura realidad en la que vivimos. Debemos ser realistas y asumir nuestro presente y el futuro con responsabilidad.
La pregunta es ¿Cómo nos queremos ver como personas, como nación y cómo visualizamos nuestro país? Algunos han perdido la autoestima y consideran que la violencia es parte de la cotidianidad y no es así. Debemos unirnos todos por una Colombia incluyente, en paz, en desarrollo y con justicia social.
Puede que muchos candidatos ofrezcan esto, pero ojo con los populismos porque estos nos puede llevar a estrangular la democracia y acabarnos como sociedad.
La manera de elegir el mejor candidato es mirando su hoja de vida, sus propuestas y la viabilidad de las mismas, sus antecedentes. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de decidir por sí mismo, de pensar en que es lo que necesitamos como nación para unirnos, para reconciliarnos y acabar con la división y la lucha de clases, pues todos somos colombianos y por ende una sola familia en la que debemos apoyarnos y ayudarnos de manera solidaria.
No es pensando en el estómago de una sola persona, o vendiendo el voto al mejor postor, como garantizamos una mejor calidad de vida para cada uno de los más de cincuenta millones de colombianos.
No es con el miedo como se ganan las grandes batallas. Este domingo tendremos la más importante, y es elegir bien a quien será nuestro próximo presidente.
No podemos irnos al árbol que más de sombra o dejarnos influenciar psicológicamente por el resultado de las encuestas. Si estas fueran ciertas y no manipulables Luis Carlos Galán habría sido presidente, y lastimosamente no lo fue.
Sergio Fajardo representa una opción refrescante, sensata, inteligente con propuestas posibles en todos los campos, y su personalidad es la que se requiere para apagar incendios y conducirnos a la paz y al desarrollo que todos merecemos. ¡Piénsenlo!