Vivian Morales no perdió con el voto negativo de la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, que archivó SU proyecto de referendo para circunscribir la adopción de niños a parejas heterosexuales y eliminar cualquier posibilidad de que aspiraran a este procedimiento personas solteras o parejas homosexuales.
Lo que menos le importaba a la senadora Morales era ganar en el Congreso la posibilidad de ir a Referendo. Por el contrario, para ella lo mejor era que se impidiera que los ciudadanos se pronunciaran en las urnas, como en efecto sucedió.
La razón es simple: políticamente se presenta como una víctima de los herejes librepensadores representados por el Presidente, el Ministro del Interior, el Procurador, el Defensor del Pueblo y parlamentarios de la Unidad Nacional.
Vivian Morales, una política astuta, sabe que quienes firmaron la petición al Congreso de citar el Referendo, están indignados y, por lo tanto, votarán con rabia contra los impíos que quieren homosexualizar la sociedad, tal como lo ha dicho su esposo, Carlos Alonso Lucio, exguerrillero, exparamilitar, condenado por comisión de delitos comunes y actual pastor cristiano.
Muchos de los 2,3 millones de colombianos que estamparon su firma, ven a la senadora Morales como una heroína que defiende los más altos principios de la familia tradicional y acogerán, sin duda, sus guiños en materia electoral, que no estarán en dirección del Partido Liberal, sino hacia candidatos de origen cristiano, cuya condición principal es que deben ser radicales homofóbicos.
