Nicolás Maduro ha convocado una asamblea nacional constituyente. Las bases de esa convocatoria están hechas a la medida de los intereses del presidente y del Chavismo, y son propias de un modelo de estado totalitario. Lo son porque las crea el poder ejecutivo nacional y no la rama ejecutiva en el marco de un Estado Social y Democrático de Derecho, por tal motivo, las bases de esa asamblea constituyente son inconstitucionales.
En la Constitución Política de la hermana República Bolivariana de Venezuela se establecen las bases de la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente. Este cuerpo normativo ordena que no puede ser modificada o derogada tal conformación por medio distinto al que allí se establece.
Cabe anotar que la modificación o derogación de la Constitución por la fuerza o por fuera de los cánones de la propia Carta Política hace de esta acción un acto absolutamente nulo, algo inexistente y todo ciudadano tiene el deber de colaborar con el restablecimiento del orden constitucional, lo dice en su artículo 333.
Por consiguiente, es un deber de toda persona oponerse a la convocatoria y a que sesione esta Asamblea Nacional Constituyente, y en la medida en que el régimen de Maduro esté convocando y pretendiendo que sesione para derogar la Carta Política vigente que fue aprobada por el soberano pueblo venezolano se esta en presencia de un golpe de estado que materializa un modelo totalitario.
No es cualquier golpe de estado, es el más peligroso de todos, el que destruye el Estado de Derecho y la democracia misma. Es un golpe a los derechos humanos del venezolano, es una violación a las normas de la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La resistencia en las calles es legítima y está autorizada por el ordenamiento constitucional del país; la resistencia en las calles es la lucha por el derecho y la democracia. La OEA debe intervenir ya.
No solo la OEA. El Consejo de Seguridad de la ONU debe tomar cartas en el asunto y los tribunales internacionales de justicia también. La represión criminal en contra de los manifestantes y los continuos asesinatos invitan a la oportuna intervención para detener el baño de sangre.
En este punto es necesario recordar que el pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. Lo dice el artículo 347 del texto constitucional. En otras palabras, es el único que puede convocar una constituyente.
Maduro ‘madura’ a la fuerza su iniciativa con convocatorias como la que tiene para la asamblea nacional o los concejos municipales, sin embargo, no tiene el poder para hacerlo, esta facultad reposa en el pueblo mediante referendo previo. Menos, tiene la autorización legislativa de establecer las bases comiciales porque ya están creadas en el texto constitucional vigente. Al convocar una Asamblea Nacional Constituyente, el presidente rompe el régimen constitucional.
América Latina y el mundo civilizado tienen el deber jurídico y moral de apoyar la resistencia del pueblo ante este golpe de estado totalitario. La democracia y el Estado de Derecho están sitiados por un dictador que pretende legitimar sus acciones. El genio de Bolívar es pisoteado por este personaje. La memoria de Bolívar exige respeto. Todos tenemos que defender su legado de defensa de la libertad y el orden constitucional venezolano que contribuyó a estatuir con su lucha independentista.