La ciudad de Cartagena resistió el cruel y despiadado cerco liderado por el bandido de Pablo Morillo, quien actuó bajo órdenes del entonces monarca español Fernando VII en represalia a la gesta de independencia liderada por Pedro Romero y los lanceros de Getsemaní, de quien al parecer soy descendiente, los estudios adelantados por un Tío aún no lo confirman pero de eso se escribirá en otro espacio.
Este hecho histórico dio pie para que nuestro corralito de piedra obtuviera el título de ciudad heroica, toda vez que los Cartageneros de la época resistieron 105 días sin agua y sin comida suficiente para sobrevivir, la ciudad la defendió otro bandido que hoy día goza de gran reconocimiento y años después le seguimos rindiendo tributo, el señor Pedro de Heredia.
En los anales de la historia hay múltiples episodios donde se relata los vejámenes y constantes saqueos a los cuales fue sometida nuestra ciudad, pero, doscientos años después los saqueos continúan, ya no vienen extranjeros en barcos amenazando con cañones, ahora llegan vestidos con camisas lino a bordo de camionetas japonesas ensambladas en Colombia, antes se les llamaba piratas, hoy se les llama clase dirigente, los hay de distintas clases, los interioranos que debido al centralismo ostentan el poder político nacional y por ser esta ciudad alterna del Gobierno la tienen como el patio de travesuras y francachelas.
El caso de Reficar es apenas la punta de un iceberg que flota en el mar de la corrupción, pero al parecer los Cartageneros estamos condenados desde los tiempos de Morillo a resistir, resistir y resistir como decía el ex presidente que cogió a los buenos muchachos del Club Cartagena para convertirlos en altos funcionarios del estado invitarlos a la fiesta nauseabunda de la corrupción y luego darles la espalda, se metió en la piscina y no se mojó.
De igual manera está la clase dirigente local, la cual se ferió durante años los espacios de poder, manteniendo a la ciudad en el ostracismo que solo resiste maquillajes cuando hay visitas especiales, esa mal llamada clase política es la que no permite que una persona distinta a su gremio ostente un espacio de poder y menos si tiene origen popular, al parecer esta clase que en su mayoría no nacieron en Cartagena o son descendientes de inmigrantes, tiene el rezago colonialista que el servicio público viene predestinado por la sangre o por dirección divina.
El artista samario Carlos Vives quiso homenajear a nuestra querida Cartagena con una canción llamada La Fantástica donde Manuel Zapata Olivella le cuenta lo que Domingo Benkos Biohó hizo para liberar a su pueblo, Lemaitre le contó la resistencia Cartagenera en los años de la colonia, hace un recorrido por los artistas locales, recuerda a Sofronin Martínez, la hermosa voz de Cenelia Alcazar, los viejos Champeteros y lo más llamativo es su coro “Dios bendiga a Cartagena la Fantástica” creo que no existe Cartagenero alguno que no se emocione al escuchar esta canción, ya sea debajo de un palito de caucho tomándose una Kola Roman o en una terraza al son de un Tres Esquinas sello negro.
Lastimosamente estamos viviendo en una fantasía, lo tenemos todo y no tenemos nada, la plata de Reficar se la robaron, las grandes empresas que operan en el sector de Mamonal pagan sus impuestos en la ciudad de Bogotá, por la acción de los entes de control es posible que volvamos a un estado de interinidad administrativa, pero mientras el Alcalde está en el cargo lo único que hacemos es criticar hasta lo mínimo pero de propuestas nada, en este espacio lo he venido diciendo y no he tenido eco, el Alcalde Manuel Vicente Duque debe liderar un gran pacto por Cartagena donde todos los que tenemos interés en que esta ciudad salga adelante hagamos parte activa, que respetemos las instituciones y no denigremos de las personas que las representan momentáneamente.
Si logramos soportar los embates de los piratas ingleses, las vejaciones de Morillo, los años de indolencia administrativa, el centralismo y todas las aves de rapiña que han pasado por esta tierra, no creo que nos quede difícil unir todos los sectores de Cartagena y ejercer un liderazgo propositivo.
Leyendo la historia de nuestra ciudad podemos encontrar que es heroica por todo lo que ha soportado y sigue soportando, además de Fantástica porque a pesar de eso no pierde su belleza, encanto y alegría.