En medio de la confusión en que ha arrancado la campaña para las elecciones del 2018, hasta ahora solo hay una conclusión clara en la que hay consenso general: ningún candidato ni partido tiene la capacidad para ganar solo, y quien quiera llegar a la presidencia tendrá que hacer alianzas.
Parte de la confusión proviene de la enorme proliferación de precandidatos. A solo 9 meses de los comicios, hay 20 personas que se han hecho pública su aspiración a la presidencia y están haciendo algún tipo de campaña; ninguno de ellos tiene más del 14% de intención de voto en las encuestas y la mitad solo registran dentro del margen de error.
Cómo se van decantar todas esas aspiraciones y cómo van a converger hacia unos 3 o 4 candidatos que tengan posibilidades reales, es el gran reto que enfrentan los partidos y movimientos políticos.
Es evidente que para la segunda vuelta es forzoso e inescapable conformar alianzas alrededor de los dos finalistas, las cuales dependerán de quienes sean esos dos candidatos. Acá se pueden vislumbrar tres escenarios diferentes que plantearán complejas decisiones para los electores.
El primer escenario es que para la primera vuelta no se logre conformar una amplia alianza de centro izquierda entre todos los sectores que apoyaron el Si (liberales, verdes, la U, independientes y la izquierda democrática), en cuyo caso lo más probables es que la segunda vuelta sea entre Germán Vargas y el candidato de extrema derecha apoyado de la coalición del No.
El resultado dependerá de la capacidad que tenga Vargas de atraer a los votantes del Si, para lo cual tendría que modificar sus posturas frente al proceso de Paz y otros temas como la restitución de tierras o la transformación del sector agrícola. Si lo hace, asegurará la victoria pero si no, puede perder porque será grande la abstención y el voto en blanco
Si se consolida la coalición de centro izquierda, su candidato se enfrentaría a Germán Vargas. Una gran pregunta es ¿qué haría la derecha en este segundo escenario: voto en blanco, abstención o apoyo a Vargas a pesar de que el expresidente envidioso lo considera un traidor ? La otra gran pregunta es ¿que haría Vargas: buscaría una alianza con la derecha, o trataría de recoger votantes del centro?.
En el tercer escenario, la contienda sería entre el candidato de centro izquierda y el de la coalición del No, es decir que en cierta manera sería una repetición de la segunda vuelta entre Santos y Zuluaga. De nuevo el gran interrogante se refiere a la decisión de Germán Vargas: en el 2014 estaba con Santos como vicepresidente aunque tuviera reparos alas negociaciones de la Habana, pero ahora ¿seguiría del mismo lado o apoyaría la coalición del No en su propósito de hacer trizas el Acuerdo de Paz? ¿A cambio de qué?
A pesar de que la corrupción es hoy la mayor amenaza para la democracia colombiana y pueda ser el gran tema de la campaña electoral, las próximas elecciones presidenciales todavía se decidirán por la posición de los candidatos frente al proceso de Paz porque ese será el criterio para la conformación de las alianzas electorales.
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ADENDA: Una pregunta que circula en las redes sociales: en su campaña de desprestigio al país, el expresidente mentiroso dijo en Atenas que la minería ilegal y el narcotráfico son los únicos sectores de la economía que están creciendo; ¿los multimillonarios centros comerciales de sus hijos, a cuál de los dos sectores pertenecerán?