A raíz del crédito que el Banco Agrario le hizo a Navelena, por 120 mil millones de pesos, para la pre-construcción del proyecto de Navegabilidad del río Magdalena y cuando el consorcio entró en barrena por el caso Odebrecht, llegaron rayos y centellas. Que la junta directiva había cometido irregularidades y que esa plata se había perdido, pero la verdad fue otra y muy diferente.
Tuve la oportunidad el martes anterior, en la plenaria del Senado cuando se adelantó el debate por el escándalo de Odebrecht, -multinacional brasilera que a punto de sobornos obtuvo contratos casi en todos los países de América Latina- de hacer observaciones sobre la manera en que se adelantó el referido debate, lleno de lugares comunes, y lo peor, hubo entre los citantes y los aludidos, cruce de sables, mandobles y muchos intereses electorales en una sociedad polarizada y cruzada por la campaña electoral. Insultos y términos descalificatorios, que diluía las responsabilidades políticas a quienes prodigaron a personajes envueltos en los escándalos de corrupción.
Con la autoridad de haber aportado mi grano de arena en la creación del Banco Agrario, como Ministro de Agricultura de la época (1999-2002), para ser la única entidad crediticia estatal, me propuse en el debate llamar la atención para centrarnos, y sobre todo, defender el Banco de los pequeños productores rurales, afectado reputacionalmente por la especulación alrededor del referido crédito, pues se afirmaba que no solamente estaba siniestrado sino que era imposible su recuperación. El presidente del Banco Agrario, nuestro paisano, Luis Enrique Dussán, siempre afirmó que eso no era así, que ese crédito estaba protegido con la garantías fiduciarias, que se harían efectivas con el cierre financiero del proyecto o con la terminación anticipada del contrato APP. Además se actuó oportunamente. Una vez siniestrado se impetraron las acciones administrativas y judiciales, elevando la solicitud a la fiduciaria para el pago de garantías, y ante el juez respectivo se logra el embargo de los dineros en la fiducia, lo que condujo al resultado de hace ocho días donde el Banco Agrario recibió el pago, no solamente de lo correspondiente al capital prestado, sino con todos los intereses por una suma de $157 mil millones.
Lo anterior es una buena noticia pero también un mentís a quienes especularon y afectaron la reputación de la entidad crediticia y un reconocimiento especial para el doctor Dussán, quien nada tuvo que ver con el otorgamiento del crédito -en esa época no estaba al frente del Banco- pero sí tuvo mucho que ver en la recuperación de la “platica”.
Tampoco es cierto que el actual Fiscal, en calidad de abogado haya rendido concepto en el trámite del referido crédito.
El Banco Agrario goza de cabal salud, con 850 mil pequeños productores con crédito vigente, equivalente al 97% de los pequeños productores con crédito en Colombia, indicador que ha crecido en un 50% el último año, y con cerca de 800 oficinas en el país.