El pasado sábado, en Medellín, la Federación Colombiana de Víctimas de las Farc (FEVCOL) celebró su cuarta asamblea general. Al encuentro acudieron muchas de las 210 organizaciones que conforman la federación, las que, a su vez, integran a más de 195.000 víctimas. La asistencia sumó cerca de mil personas de Santander, Norte de Santander, La Guajira, Magdalena, Atlántico, Bolívar, Sucre, Córdoba, Antioquia, Bogotá, Cundinamarca, Meta, Tolima, Huila, Caquetá, Vaupés, Guainía, Putumayo, Cauca, Valle y Chocó. A pesar de lo nutrida de la concurrencia, centenares de víctimas, de todo el territorio nacional, que querían asistir a la asamblea, no pudieron desplazarse hasta Medellín por falta de recursos económicos, un absurdo más en este país, donde el dinero del proceso con las Farc se lo roban o se dilapida, mientras que a la federación de sus víctimas no se le dan recursos para la realización de su asamblea anual.
En un ejercicio altamente democrático, en el que hubo representación de indígenas y afrodescendientes; de desmovilizados y mujeres y de representantes de todos los demás grupos victimizados por las Farc, la asamblea de delegados protocolarios eligió mesa directiva: presidente, Herbin Hoyos; vicepresidente, Derly Pastrana; secretario, Jorge Vásquez, y tesorera, Ximena Ochoa.
Posteriormente, se discutió acerca de los resultados de las pasadas elecciones y muy conmovida quedé por el dolor manifiesto de las víctimas por la pérdida de mi curul en el senado. No solo se ratificaron en la convicción de que hubo un fraude enorme orquestado desde el Partido Liberal, sino que además se responsabilizaron e hicieron un ejercicio de mea culpa lleno de emoción y cariño por esta senadora. La asamblea entera pidió hacer una investigación rigurosa sobre los resultados electorales.
En cuanto a las próximas elecciones a la presidencia de la República, la inmensa mayoría de los delegados (salvo una, del Cauca y uno de Manizales) pidió apoyar al candidato Iván Duque, teniendo en cuenta su postura clara frente a víctimas y victimarios en los acuerdos con las Farc; sin embargo se definió que antes de hacer cualquier adhesión formal la federación, el candidato deberá sellar con FEVCOL un compromiso riguroso respecto de los siguientes puntos, fundamentales no solo para las víctimas, sino para todos los colombianos:
– Reforma a la Ley 1448, priorizando los ejes esenciales de reparación material, solución de vivienda y proyectos productivos o empleabilidad para las víctimas y garantizando la vigencia de la misma hasta que sea indemnizada la última víctima.
– Garantía de que, en vez de a los victimarios, las tierras sean adjudicadas a las víctimas.
– Justicia efectiva.
– Verdad y memoria histórica.
– Búsqueda de los desaparecidos.
– Participación política de las víctimas.
-Descentralización y reconocimiento de los derechos de las comunidades indígenas y afrodescendientes.
– El control necesario a los fondos para “la paz”, que se han convertido en un negocio corrupto de amiguismos que ya parece “un cartel de la paz”.
Colombia necesita superar los enfrentamientos y, constructivamente, hacer el pacto de la reconstrucción del país y de la legitimidad del Estado de Derecho, después de un gobierno y de una Unidad Nacional nefastos. Esperemos que el próximo Presidente logre neutralizar los odios y que exija la ponderación que pidió la mayoría en el plebiscito, frente a los acuerdos. Porque, que criminales de lesa humanidad gocen de infinitas prerrogativas y vayan al Congreso y no a la cárcel es objetable desde la izquierda y desde la derecha democráticas. No podemos voltear el orden moral.
Séneca aconsejaba: «Sea ésta la regla de nuestra vida: decir lo que sentimos, sentir lo que decimos. En suma, que la palabra vaya de acuerdo con los hechos». En consecuencia, siempre con coherencia ideológica, seguiremos defendiendo los derechos humanos universales y exigiendo a quien sea el Presidente que así lo haga.