“Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo”, afirmaba el Nobel de la Paz Elie Wiesel. Por eso, en este mes de mayo, el de las Madres, vale la pena revisar el panorama del maltrato a la mujer en nuestro país.
Colombia es signataria de las principales convenciones internacionales en cuanto a derechos de las mujeres (Convención Interamericana sobre la Concesión de los Derechos Políticos a la Mujer, 1948; Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer,1952; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,1966; Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,1966; Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, “CEDAW”, 1979; Declaración y Programa de Acción de Viena, 1993; Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, “Convención Belem do Pará”, 1994; Convención de Beijing,1995, entre otras varias de la más alta importancia). Sin embargo, las cifras que, a continuación, presentaremos demuestran que, aunque, cuantitativamente, la cifra de mujeres víctimas es muy similar a la de hombres, cualitativamente, la mujer ha sido mucho más victimizada y de muchísimas formas, y que, definitivamente, la mujer, especialmente la mujer víctima, no ha sido una de las prioridades de este gobierno:
– Con 4’311.599 mujeres víctimas inscritas en el Registro Único de Víctimas (RUV), las mujeres representan el 49.73% del total de sobrevivientes del conflicto. De ellas, hasta el 30 de octubre de 2016, sólo habían sido indemnizadas 377.400.
– Estadísticas conservadoras divulgadas por El Tiempo hablan de que el 92% de los menores reclutados por las Farc que sufrieron violencia sexual eran niñas. Es aberrante el caso, por ejemplo, de Héctor Albeidis Arboleda, el llamdo “Enfermero de las Farc”, acusado por desmovilizadas de haber practicado más de 500 abortos forzados.
– La Dijin reveló en su informe Sisma Mujer que en promedio cada 20 minutos una mujer es agredida sexualmente en nuestro país. Y Medicina Legal asegura que en el 85 % de los casos de violencia sexual contra mujeres, las víctimas son niñas entre los 10 y los 13 años.
– Según el Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo, más de 100 municipios de 23 departamentos tienen alerta de violencia sexual contra la mujer.
– La directora de Oxfam, Aída Pesquera, calcula que, durante los cinco primeros años del gobierno Santos, 875.437 mujeres fueron víctimas de violencia sexual (violación, prostitución forzada, embarazo forzado, aborto forzado, esterilización forzada, acoso sexual, servicios domésticos forzados y regulación de la vida social).
– Aunque, en el RUV, están registradas 18.544 mujeres víctimas de delitos contra la libertad y la integridad sexual (de las cuales, hasta el 24 de mayo de 2017, la UARIV sólo había reparado a 6.903), se dice que hay un 78% de mujeres que, por vergüenza, no han denunciado las formas de violencia de las que han sido víctimas, como indica la Encuesta de Prevalencia de Violencia Sexual en Contra de las Mujeres en el Contexto del Conflicto Armado Colombiano 2010-2015, publicada en agosto de 2017, en el marco de la Campaña “Violaciones y otras Violencias: Saquen mi cuerpo de la guerra”.
Si bien estos son los reflejos más dolorosos del machismo y la violencia contra la mujer que este gobierno no ha sabido enfrentar, detrás de esto están la discriminación laboral, social y política, que no podemos soslayar y que merecen, cada una, varias columnas con estadísticas igualmente escandalosas.
“Rompe el silencio. Cuando seas testigo de la violencia contra las mujeres, no te quedes de brazos cruzados. Actúa”: es el llamado de Ban Ki Moon, Secretario General de la ONU. Estoy segura de que, con el compromiso de Iván Duque y de su coequipera Marta Lucía Ramírez, acabar con la distorsión cultural del machismo, que se refleja en tantas violaciones de los derechos de las mujeres, será una prioridad para el gobierno y que lograrán desarrollar una campaña real y efectiva de igualdad entre hombres y mujeres, seguridad, justicia y protección eficaz contra las mujeres más vulnerables.
Por eso, todas las mujeres colombianas y los hombres con criterio de equidad deben apoyar esta fórmula.