¿Qué nos quedará de tan largo conflicto? Esa es la pregunta del millón cuando pienso en el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), y en el rumbo que podría tomar este ente en el nuevo gobierno. Sin duda, lo que haga el gobierno Duque con CNMH reflejará su verdadera voluntad de paz, un tema al que ya me venía refiriendo en otra columna.
Como lo decía Fabio Silva: “Estudiar la memoria de una comunidad es más que una exploración del pasado. Mucho más que propender por explicaciones de hechos pretéritos, es un llamado a la compresión de las circunstancias del presente que han dado lugar a una particular configuración del pasado”
Si no atesoramos la memoria histórica de nuestro conflicto armado, no tendremos elementos para afrontar las circunstancias del presente para comprenderlo, y superarlo, pero además, para jamás repetirlo.
Por eso sorprende que la persona que podría ser el nuevo director del CNMH, sea alguien que ha demostrado no estar interesado en esa memoria, y que es conocido por una posición políticamente sesgada, y además homofóbica (entendiendo que entre todas las minorías de las que se debe recordar su victimización en el conflicto está también la comunidad LGTBI).
Mario Javier Pacheco (a quien Duque buscaría nombrar director prontamente), es además de historiador, un polémico columnista y periodista, que ha estigmatizado la labor de CNMH en el pasado. El pasado 3 de octubre dijo en una de sus columnas sobre el CNMH: “Es bueno advertir que dicho Centro es otra de esas estructuras infiltradas, pagadas por el Estado para deslegitimar al mismo Estado y que sus informes lujosos y voluminosos, están cargados de omisiones tendenciosas”
Para Pacheco, no hay valor en crear memoria más allá de las guerrillas como victimarios terroristas, en su propia página web arremete diciendo: “La intención de calificar delitos como crímenes de Estado es una estrategia política, en la que avanza la izquierda con apoyo del Estado, que paga para que se le inculpe” Y acto seguido cuestiona que se declare esta guerra como conflicto, pues para él eso sólo da razón a la FARC.
Mientras los trabajos del CNMH son reconocidos y validados dentro y fuera del país, colocar como director a una persona que no considera el valor de entender a los actores más allá de “bueno y malos”, de llamar “ex terroristas” y calificar a los insurgentes como los únicos culpables, poco o nada se hará con todo el esfuerzo invertido en esa entidad.
Claro que las FARC fueron terribles victimarios, al igual que otras guerrillas y que los propios paramilitares, pero las dinámicas del conflicto son mucho más complejas que un cuento de antagonistas y salvadores, es necesario revisar que lo pasó con el Estado, sus complicidades y sus culpas, como la labor de los Héroes, tanto militares que dedicaron y sacrificaron sus vidas con honor, como de esos líderes sociales invisibilizados que intentaron proteger sus comunidades, o mitigar los efectos de tan larga guerra.
Homofobia
En una columna de Kienyke, llamada “Devaluación inmobiliaria por homosexuales en Chapinero”, Pacheco se va encontra de la comunidad LGTBI de esta zona de Bogotá tanto por la inseguridad como por la prostitución de las calles del sector, y en twitter se justifica con calificativos como: “muchos homosexuales opinaron contra los demanes de las locas” o reclamando que el solo pide: “respeto en los esapcios públicos para la gente decente”
En otro tweet ataca a la entondes alcaldesa de Chapinero por su orientación sexual: “El resultado de nombrar alcaldesa en Chapinero por su condicion homosexual fue el incremento de prostitución y la devaluación inmobiliaria”
¿Una persona que cuestiona a otra en su labor de administración pública por su orientación sexual, debe ser el encargado de dirigir la memoria sobre el conflicto?
El presidente ya venía descachandose en sus nombramientos cuando intentó colocar a Claudia Ortiz en la Unidad de Protección, una persona dedicada a estigmatizar a cualquier persona a favor del Acuerdo de paz en sus redes sociales, y que iban a poner a la cabeza de la entidad que debía protegerlas, (Duque al final declinó su nombramiento y la premió con la Agencia de Desarrollo Rural).
¿Será que el presidente destruirá cualquier esperanza de como él mismo dice “girar la página de la historia”, nombrando a la antitésis de la memoria histórica en Colombia como director del ente que se dedica a protegerla?