El país finaliza ocho meses de polarización, de debates, de muchos temas doctrinarios e ideológicos, pero no de problemas reales del país. El tema de Guaidó, el tema de Santrich, y el tema de las objeciones tuvieron finalmente una resolución para que las instituciones respectivas, las Cortes, las entidades competentes continúen abocando la problemática.
Hoy requerimos que el Congreso de la República, que el Gobierno Nacional, que el sector público se dedique a trabajar, se dedique a afrontar la problemática de los sectores productivos como el cafetero, lechero y todos los pequeños productores de nuestro país, también otros fenómenos del día a día como el desempleo creciente, el bajo crecimiento económico, la disparada de la divisa del dólar que ya vamos a romper hitos históricos de tres mil 400 pesos y esta es una temática que no se ha atendido y menos se ha solucionado, lo que ha ocasionado que voces desde los gremios y del mismo Banco de la República, como también de calificadoras internacionales estén prendiendo las alarmas y haciendo los respectivos anuncios.
Por lo tanto, la agenda del Gobierno y la agenda del Congreso tiene que afinar objetivos entorno a los problemas cotidianos, los problemas reales del país, entre otras como el tema de las pensiones que hoy está representando grandes preocupaciones de millones de colombianos que no tienen la esperanza cumplida.
El Gobierno Nacional se ha quedado sin agenda en el Congreso, pues los grandes proyectos y las grandes reformas brillan por su ausencia en el legislativo, salvo el proyecto de ley de las TIC´s que después de ocho meses de trámite se encuentra hasta ahora despejando impedimentos en la plenaria del Senado.
Esta situación es muy preocupante, toda vez que otrora, en el Capitolio se tramitaban las grandes reformas para el país, las que brindaban posibilidades de solución a los grandes necesidades nacionales, pero hoy la “fábrica de las leyes” no está produciendo mayor cosa, salvo algunas iniciativas de leyes de honor, que en la mayoría de los casos se quedan en el papel, sin ejecutar.
Esta parálisis legislativa es exclusiva responsabilidad del ejecutivo y del Gobierno en general, pues desgasto al Congreso en la insistencia de objetar la JEP, sin tener en cuenta que esta Jurisdicción Especial de Paz tiene un blindaje jurídico, la cual fue creada bajo el Acto Legislativo 01 del 4 de abril de 2017, quedando así incluida en nuestra Constitución Nacional.
Ese trámite fue desgastante, sin mayores resultados, al final se sabía lo que iba a pasar, que el poder legislativo y ahora el poder judicial no aprobaran tal iniciativa presidencial, aquí primó la continuidad de la defensa de la Paz nacional, se escogió el camino de la reconciliación y no el tortuoso camino de volver a la guerra y de incendiar el país.
El Congreso se enfrascó durante más de mes y medio en sesiones eternas y debates que más de argumentos tenían como objetivo mostrar las doctrinas e ideologías de una y otra bancada.
Desde el pasado 11 de marzo cuando el Gobierno presentó al Congreso las seis objeciones por inconveniencia a la Jurisdicción Especial de Paz, la agenda legislativa se paralizó y el país no supo de otros proyectos, como ya lo advertimos, nos concentramos netamente en una agenda política que en nada resuelve los grandes problemas del día a día de los colombianos.
Superado ese engorroso proceso, esperamos que el nuevo período legislativo que empezará el próximo 20 de julio, y con seguridad con un Presidente del Congreso del Partido Liberal, se retome el rumbo del poder legislativo y se pongan sobre la mesa proyectos de corte social tan escasos en esta legislatura.
Como dijo recientemente en Bogotá durante EXMA2019 el expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama “quiero un mundo en el que se crea en hechos, no en opiniones”.
A cambio de resultados, éste Congreso se ha dedicado a debates incendiarios que han rayado en confrontaciones innecesarias, por lo tanto, el llamado es a trabajar ¡vagos! como dice una colega y como dicen en mi pueblo “a echar pala”.