La mejor representación que se puede tener para definir la entrega de los avales en la contienda electoral que estamos viviendo es la de ser un “arroz con mango”, es un embolate absoluto.
No es posible la democracia sin la existencia de los partidos políticos; son estos los que dan sustento a las ideas que luego se convierten en programas, políticas publicas, acciones de gobierno en favor de la gente. Los partidos son una nave, un tanque de pensamientos, cuyo único sustento debe ser la ideología que da origen a la lucha por el poder.
La lucha por el poder es a partir de las ideas que se contraponen. El unanimismo le quita el dinamismo natural de la democracia, lo que nos lleva con prisa al despotismo, que como nos recuerda el maestro Bobbio, “es siempre igual a si mismo”, es estático y en el que hay abuso del poder.
¿cuáles han sido los sustentos ideológicos para entregar avales? ¿qué es lo que une a nuestras organizaciones políticas? que sin pudor alguno se presentan en torno al mismo proyecto ¿cuál es el proyecto que fundamenta la existencia de nuestros partidos? Todas estas preguntas rondan mi cabeza y debo confesarles que las respuestas que encuentro son desalentadoras para el futuro de la democracia.
Si nosotros no comenzamos a entender que la democracia requiere la existencia de fuerzas que se contraponen y que esas fuerzas solo tienen potencia a partir de los partidos políticos, nuestra democracia se seguirá resumiendo en la celebración periódica de elecciones. Es que resulta mas democrático que la gente tenga para comer, que tenga calidad de vida en condiciones de dignidad a que vaya a las urnas.
Las elecciones libres en los sistemas democráticos no pueden ser solo una forma de legitimar el poder, deben ser la voluntad manifiesta de transformación. Pero esta solo puede ser posible en la medida en que la ciudadanía tiene la conciencia de elegir de la variedad de ideas. Pero también bajo la responsabilidad de las organizaciones políticas de poner en la palestra a sus mejores y mas capaces nombres que consoliden su ideología en el poder.
¿Es mucho pedir que se definan? Sí, es mucho pedir. En este país no hay ni izquierdas ni derechas, mucho menos socialistas ni conservadores, solo hay intereses, intereses terribles, macabros, alejados del interés general, del deber primigenio de la política, del servicio público.
Cómo dar grandes debates en una sociedad que los necesita, si aquí todavía estamos en lo del agua potable, en lo del alcantarillado, en lo de asesinarnos por no aceptarnos y en lo de darnos cuenta que nuestra clase dirigente sigue siendo incompetente, que la mayoría de ellos jamás tendrán ni la capacidad ni la formación para definirse ideológicamente.
Necesitamos una reforma estructural de nuestro sistema de partidos, también de nuestro sistema democrático. Pero lo que verdaderamente necesitamos es un cambio de dirigencia nacional. Si seguimos teniendo dirigentes que solo ven en las elecciones una posibilidad de legitimar su poder y en una sumatoria de votos mostrar “victorias”, seguiremos teniendo una democracia débil.