Son muchos los hechos que nos permiten afirmar que nuestro sistema democrático requiere una reingeniería, pero sobretodo la aplicación por parte de la ciudadanía de la higiene democrática.
La higiene en su definición es la limpieza en procura de conservar la salud y prevenir las enfermedades. La herramienta de aplicación de una higiene democrática la tienen los ciudadanos al momento de definir quienes estarán a la cabeza de la administración pública, pero también la tienen cada uno de quienes desde las familias, desde la escuela o desde la universidad forman ciudadanos.
La aplicación de la higiene democrática debe tener como resultado la derrota de quienes ya han mostrado su incapacidad, de quienes vienen gobernando sin buenos resultados, de quienes ven en lo público solo una oportunidad de ser menos pobres, de quienes engañan a la ciudadanía con promesas que jamás cumplirán.
Pareciera que el ejercicio de la ciudadanía se centró únicamente en el la asociación, en la nacer bajo un contrato social, pero se olvidó la necesaria virtud en términos platónicos, que nos permita tener mayor compromiso e identidad con nuestro entorno para transformar nuestras realidades.
Pero, ¿qué es lo que enferma y ensucia a la democracia? El mayor factor que enferma y ensucia la democracia es la CORRUPCIÓN. La corrupción a todos y en todos los niveles, pero sobretodo aquella que se enquistó en la mayoría de acciones de la dirigencia.
En el departamento del Atlántico un ejercicio meramente académico, nos ha llevado a descubrir que en la mayoría de los 22 municipios del departamento, candidatos a las Alcaldías plagiaron sus programas de gobierno. Es un simple ejercicio de subir los documentos colgados en la página de la Registraduría a una aplicación detectora de plagio. Es una vergüenza constatar que el 100% de los programas que estos candidatos plantean para sus municipios, no han sido producto de una caracterización y por lo tanto, no responden a las soluciones que estas municipalidades requieren.
La gente no se puede dejar engañar, lo que estos candidatos han hecho ha sido un robo, el de la peor clase, en el entendido que de entrada están mostrando su falta de compromiso para con sus comunidades. La respuesta debe ser vehemente, a esa gente no se le puede dar un solo voto. Ningún ciudadano honrado puede votar por quien pretende engañarlo tan olímpicamente.
No es una cuestión de poca monta, debemos tomar conciencia sobre la importancia que tiene la planeación para el desarrollo. El programa de gobierno es el primer plan que presenta quien tiene el deseo de administrar desde el ejecutivo. Los ciudadanos tenemos que votar solo por nuestra identidad con esos programas.
Apliquemos higiene democrática, demos mayor salud y limpieza a nuestro sistema democrático, en octubre tenemos otra oportunidad.