No más violencia electoral

Opinión Por

A menos de un mes de las elecciones regionales en la que millones de colombianos elegirán a sus próximos gobernadores (as), alcaldes (as), diputados (as), concejales, el clima de violencia electoral no cesa. Cada vez más, escuchamos de candidatos asesinados, amenazados, desplazados, y muchos otros componentes como ataque a sedes políticas, daño a la publicidad de los candidatos, falsas noticias en redes sociales, en fin, un panorama muy desolador que empaña la fiesta democrática que se avecina.

Sobre este particular hay cifras muy serias de la Misión de observación Electoral –MOE-, la Fundación PARES y el mismo Ministerio de Defensa, todos coinciden en general. En el último año por ejemplo, entre líderes sociales, políticos, defensores de los derechos humanos, ha habido 364 casos victimizantes, como asesinatos, secuestros, amenazas, en fin  y de estos, 180 casos están asociados al momento político, a la temporada electoral y de esos 364, ha habido 91 asesinatos de líderes en general, pero veinte asociados a la violencia electoral. Algo realmente impactante en un país que busca el camino a la reconciliación nacional.

De por sí Colombia es un país que tristemente ha transitado por la violencia desde hace décadas, los ríos de sangre no son nuevos, y parece que se resisten a desaparecer, somos un país acostumbrado a esos dolorosos episodios, parecemos adormecidos ante la muerte, la violencia y el sufrimiento de los demás, ya es momento de que despertemos de una buena vez y le ganemos la batalla a la violencia. Tenemos todos los potenciales para hacer de Colombia un gran país, tenemos dos océanos, tres cordilleras, infinidad de ríos, de especies, de biodiversidad, tenemos todos los pisos térmicos, todas las despensas agrícolas, tenemos talento humano, gente que brilla y triunfa en el exterior en nombre de nuestra patria tricolor, pero nos hace falta ser más humanos, más tolerantes, y sin eso, nunca podremos ser ese país que anhelamos.

Todos los odios entre unos y otros tienen que desaparecer, tenemos que abrazarnos todos como colombianos y empujar al país hacia adelante, sin rencores, sin violencia, sin egoísmos, pero cada uno de nosotros tiene que hacer ese propósito sea en el espacio que sea.

La verdad, es muy triste ver  todos estos hechos de muerte sucedidos en las regiones, en la Colombia profunda, en la Colombia lejana, en el territorio y eso es lo que tenemos que procurar frenar entre todos nosotros, con la responsabilidad sobre todo en los pronunciamientos que hacemos, tan es así que, el Ministerio de Defensa, además de las estrategias con las respectivas entidades como, la Fuerza Pública, la UNP, además de los esquemas de protección, nos recomienda a la dirigencia nacional, acciones contra la estigmatización.

La estigmatización, la descalificación política y social, es uno de los elementos que inducen a la violencia política y electoral, y así lo manifiesta el propio gobierno y yo sí creó, y lo hemos dicho, un discurso en el Congreso descalificando, estigmatizando, unas palabras con ofensa en los debates políticos corresponden a disparos en la provincia, en las regiones, en la Colombia apartada, allá no se echan discursos, allá cuando a un determinado ciudadano que defiende unas ideas en una circunstancia de desmovilizado, de militante de un grupo político o defensor de los derechos humanos  o del medio ambiente o de gente que lucha contra la minería ilegal, allá no le echan discursos, allá le echan bala. 

Hay quienes construyen la política a partir del odio y del miedo, y el miedo se convierte en un factor de triunfo electoral, entonces por qué no dejar a un lado el lenguaje de odio, de  violencia, de estigmatización. Debemos sobreponernos a todas estas amenazas que aún siguen latentes, especialmente en las regiones colombianas, y rodear a los candidatos y candidatas que le apuestan a una verdadera reconciliación y a trabajar por un país en paz. 

La decisión de elegir bien a nuestros dirigentes está en nosotros, atrevámonos a cambiar esos estereotipos que sólo buscan el bien individual sobre el particular, la política es el arte de servir, no el arte de servirse de ella, ¡despertemos colombianos!