Ante la explosión de todas las furias no solamente en Latinoamérica, sino alrededor del mundo, y en vísperas del gran paro nacional convocado por las fuerzas sociales del país para el 21 de noviembre, el gobierno está expresando preocupación en diversos escenarios y no es para menos.
Se pueden identificar razones globales para que la ira se esté tomando las calles, que están estrechamente vinculadas con la decepción que han provocado la globalización y el modelo neoliberal y privatizador impuesto hace varias décadas que ha incrementado las desigualdades hasta niveles intolerables.
Y el hecho de que el pago de los platos rotos de las crisis, como la que se inició en 2008 y no acaba de terminar, recaiga inexorablemente sobre los sectores medios, que viven una revolución de expectativas no cumplidas y sobre los más vulnerables por ser menos educados, vivir fuera de los grandes centros urbanos y estar ligados a sectores de la economía tradicional a punto de ser arrolladas por el impacto del cambio tecnológico, mientras el 1% más rico continúa acumulando los frutos de la revolución digital y el desarrollo tecnológico.
La ira está desbordando gobiernos ahora mismo en Chile, Líbano, Hong Kong, Irak, Cataluña, Haití, Estados Unidos, Ucrania, Francia, Japón, Ecuador, Bolivia, México, Indonesia, Países Bajos, Perú, Siria e Israel.
Se protesta contra” la desigualdad, la corrupción, el cambio climático, la falta de libertad política, la inoperancia del sistema económico, la injusticia de las leyes, la ineficacia gubernamental, el fraude electoral, la inacción policial o la acción policial extrema.”
Colombia, además de las anteriores tiene razones de fondo y muy propias para crisparse y salir a manifestar su malcontento.
Si a ello se suman el hecho de cada 72 horas un indígena está siendo asesinado, el genocidio de desmovilizados de las FARC, (158 muertos violentamente a partir de la suscripción del Acuerdo) el asesinato masivo de líderes sociales (486 desde la firma del compromiso el 1 de enero de 2016) los incumplimientos y la operación tortuga impuestos desde el poder a la implementación de la paz y el intento de reeditar en las fuerzas armadas la política del conteo de cuerpos, para medir sus resultados operacionales, que produjo el horror de los falsos positivos en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, son motivos de fondo infinitamente más graves que los que han provocado recientemente los levantamientos indígenas de Bolivia y Ecuador. Y, la explosión social de Chile que durante décadas fue el modelo, la nación de mostrar, de donde copiamos las privatizaciones, los fondos de pensiones, y detrás de cuyos pasos avanzamos a toda velocidad tratando de alcanzarlos en la consolidación de un sistema en el que el Estado ejerce una función residual en la provisión de los servicios básicos, que es precisamente lo que los chilenos no están dispuestos a soportar más.
La Escuela Nacional Sindical ha concretado en 10 puntos los motivos de la movilización ciudadana que apunta a ser la mayor que se haya realizado en Colombia, donde después de la firma del acuerdo de paz, se esperaba, como en efecto ha ocurrido, un incremento sustancial de las expresiones de inconformidad amordazadas durante más de medio siglo por los avatares de la guerra. Por lo pronto y ante los incendios que han estallado en el vecindario a la derecha colombiana le quedará muy difícil avanzar en su propósito de “restringir la protesta”, vía regulación, tantas veces esbozado por el ministro de defensa, renunciado en buena hora y por la vicepresidenta Martha Lucía Ramírez.
Los colombianos marcharán:
“-Contra la reforma laboral: Que reduciría, so pretexto de crear empleo el salario para los jóvenes, al 75% y contra la intención de eliminar el mínimo, adoptar un salario diferencial por regiones y la contratación por horas.
-Contra la Reforma pensional: Los organizadores del paro nacional dicen que se podría tratar de eliminar la pensión cómo derecho de los trabajadores. Además, argumentan contra la presunta intención gubernamental de convertir a Colpensiones en un fondo privado y la reducción de las pensiones por debajo del mínimo a través de los BEPS.
-Contra el Holding Financiero: La creación de esta entidad eliminaría el control directo del Estado sobre los dineros de las empresas financieras estatales, y además provocaría una masacre laboral en esas entidades.
-Contra las privatizaciones: Creen los organizadores del paro que el gobierno “podría estar pensando en privatizar Ecopetrol, ISA, CENIT, las electrificadoras regionales y todas las empresas dónde la participación del Estado sea inferior al 50%. Las inquietudes sobre la subasta del espectro radioeléctrico también están contempladas en este punto.
-Contra la Corrupción: Al año en el país se roban 50 billones de pesos.
-Contra el tarifazo nacional: Las tarifas de energía se incrementarían hasta en un 35% para los estratos 4,5 y 6 en el país con el fin de beneficiar a Electricaribe.
-Contra la reforma tributaria: En el sentido de que pretende rebajar los impuestos a las grandes empresas y multinacionales e imponer más tributos a la clase media y a los trabajadores.
-Por un salario mínimo: La exigencia será un salarió mínimo que permita tener una vida digna y que cubra la canasta familiar.
-Por el cumplimiento de los acuerdos: Se exige que el gobierno nacional cumpla los acuerdos que firmó con FECODE, los trabajadores estatales y los estudiantes y los compromisos con el agro y con los indígenas.
-Por la defensa de la protesta social: Según los organizadores del paro, el gobierno busca restringir al máximo la protesta social la cual es un derecho que hay que defender. “