El Hay Festival es una verdadera fiesta de la palabra donde la literatura se pasea por las calles de Cartagena, mientras que en los auditorios se descubren nuevos escritores y se renueva el gusto por los ya leídos. Pero además de la literatura cada año hay conversatorios sobre otros temas de actualidad en historia, economía, política o ciencia. Este año uno de los destacados fue el cambio climático y la crisis del calentamiento global.
Uno de los platos fuertes era la presentación del libro “El Planeta Inhóspito” del periodistas neoyorquino David Wallace. Por circunstancias familiares no pudo participar, pero su mensaje aterrador y apocalíptico sobre lo que puede ser la vida después del calentamiento fue el punto de referencia de las conversaciones.
Lo que Wallace describe es un escenario muy probable de un planeta donde la vida dejará de ser sostenible por el aumento de la temperatura producido por la desenfrenada emisión de CO2 en aras del crecimiento y el desarrollo. “Es peor, mucho peor de lo que imaginas”; así comienza el libro donde describe lo que nos va a pasar: el nivel de mar subirá y desparecerán cientos de ciudades, inundaciones bíblicas pero también sequías que dejarán sin agua a miles de millones de personas, hambrunas y masivas migraciones de refugiados climáticos y nuevas guerras por los recursos naturales, ya no para enriquecerse sino para sobrevivir.
El mensaje es un llamado, casi desesperado, a cambiar los patrones de comportamiento antes de que estas predicciones se conviertan en realidad y lleguemos a la extinción de nuestra especie. Desde una perspectiva distinta hacen el mismo llamado otros autores como Andrea Wulf y Wade Davis, quienes ya habían participado en ediciones anteriores del Hay.
Wulf es la autora de la ya clásica biografía de Alexander von Humboldt, en la que muestra como el gran científico alemán fue el primero en entender la naturaleza y los ecosistemas como un sistema interconectado donde todas las especies dependen de las demás, y ya había vislumbrado hace 200 años las consecuencias negativas de la destrucción de la naturaleza por prácticas como la deforestación, los monocultivos o la ganadería.
Más allá de la visión histórica y los argumento científicos, Wulf coincide en que la situación es de pánico pero reivindica la necesidad de ponerle emoción y pasión a la lucha contra el cambio climático, tal como lo está haciendo la joven Greta Thumberg; es, dice ella, la única forma de mover a la humanidad para que cambie el rumbo y evite el desastre.
En el mismo registro vivencial, el antropólogo y etnobotánico Wade Davis, conocido en Colombia por su participación en la película “El Sendero de la Anaconda” y su libro “El Rio” sobre la exploración del Amazonas, rescata la sabiduría de las tradiciones ancestrales indígenas en su relación con la naturaleza. De ellos tenemos que aprender y crear un nuevo sueño donde el progreso no se mida por el consumo y la abundancia de nuevo artefactos, sino por la conservación de nuestro planeta azul. Es el único que tenemos.
* * *
ADENDA: País de contrastes. Vergüenza ante un comandante del ejército que lamenta la muerte de un sicario cruel e impenitente y nunca ha dicho nada ante los más de 300 líderes sociales asesinados. Esperanza ante el abrazo de reconciliación de víctimas y victimarios del espantoso atentado contra el Club el Nogal.