Actitud positiva para suprimir el lenguaje negativo

Opinión Por

El conflicto armado ganó terreno en muchas facetas de nuestra vida sin que nos diéramos cuenta, sin duda alguna el lenguaje es una de ellas. Con el paso de los años nos volvimos pesimistas, precavidos, faltos de esperanza y eso quedó plasmado en nuestro lenguaje (incluso el más coloquial está lleno palabras, usos y vocablos que reflejan esa realidad). Por eso cuando alguien me pregunta cuáles son los caminos que debe transitar nuestro país para acceder al desarrollo, siempre concluyo que uno de ellos tiene que ver con hacer ajustes al lenguaje que utilizamos en nuestro acontecer diario, lo cual tiene que ver directamente con la actitud con que asumimos nuestra vida.

Solemos utilizar prefijos que dotan a las palabras de un significado negativo, dando así un sentido opuesto al original;  entre ellos tenemos los prefijos: a-, i-, in-, im- y des. Con el prefijo “a”, por ejemplo, encontramos palabras como: amoral, apolítico, anormal, acéfalo. Con “i”, contamos con palabras como: irreal, irracional, ilegal, ilógico, irrelevante. Con “in”, tenemos las palabras: incapaz, inimaginable, inalcanzable, incumplir, inacabado e indecible. Asimismo, con “im”, utilizamos los términos: imposible, impredecible, impenetrable e imperceptible. Finalmente, con “des”, un prefijo que ofrece la idea de exceso, tenemos palabras como: desequilibrio, descontento, desmontar y desafortunado.

Puede parecer un juego de palabras, pero es de una trascendencia increíble si creemos por ejemplo: que después de la desarticulación de las FARC-EP como uno de tantos otros elementos generadores de violencia, los sueños de millones de personas en el país dejaron de ser im-posibles para volverse posibles; que muchas regiones de Colombia antes eran in-transitables y hoy son transitables; que parecía i-rreal que nuestros niños en el campo y la ciudad pudiesen salir de su casa a la escuela a estudiar, pero hoy es real;  y que antes era i-lógica la idea lógica de  la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación como vías para asegurar un mejor futuro de los colombianos. Se trata de promover un cambio de actitud personal y colectiva negativa por positiva, desde donde prefiramos construir en vez de destruir, para que volvamos imaginable lo inimaginable y hagamos realizable lo que siempre nos han dicho que es irrealizable.

En el evangelio de San Lucas se dice que el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. Lo anterior nos permite inferir que el paso de la im-posibilidad a la posibilidad o de crear los cambios que necesita el país para seguir avanzando, dependen en buena medida de nuestra actitud, es decir de lo que sale de nuestro corazón.  Para concluir, podemos afirmar que es preciso que trabajemos en el cambio de actitud con que asumimos la vida y que ese cambio se verá reflejado en el lenguaje que utilizamos.

Abogado de la Universidad de Medellín. Con una especialización en Derecho Empresarial de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Fue asesor de la Gobernación de Antioquia, y Personero Delegado en Derechos Humanos ante la Fiscalía de Medellín, actualmente es Senador de la República.