Adiós a las armas, ¡bienvenidos a la política!

Opinión Por

En los últimos días vimos como una organización ilegal que durante más de 50 años causó violencia y generó terror a lo largo y ancho del país, dio su primer paso hacia la transformación política.

Muchos colombianos cuestionan este hecho, de que las FARC, la que fuera la principal guerrilla del país hayan dejado de ser el principal grupo armado ilegal y mayor generador de violencia en Colombia para convertirse en partido político.

Para los demócratas y quienes desde un principio le apostamos a la Paz, recibimos con júbilo esta noticia, es realmente gratificante ver que ya no caerán más colombianos inocentes víctimas de la guerra, que nuestros pueblos de la lejana Colombia ya nunca más vivirán con la zozobra de una incursión guerrillera, nuestros policías y soldados ahora garantizarán la seguridad de las fronteras, custodiarán nuestras ciudades y municipios con mayor eficacia y con la garantía de que su principal enemigo ha silenciado los fusiles para siempre, nuestra infraestructura vial y energética permanecerá intacta, el chantaje, el boleteo, la extorsión ahora es cosa del pasado, de la misma forma flagelos tan graves y tan abominables como el secuestro, las minas antipersona, el reclutamiento de menores pasarán a la historia de Colombia, como algo que afectó a  muchas generaciones de compatriotas y que por fortuna nunca más se repetirá.

Señores de las Farc, ¡bienvenidos a la política!, a partir de ahora ustedes ya no serán actores armados, sino que serán actores políticos que entrarán a aportar soluciones a los grandes problemas nacionales que persisten, como la pobreza, el desempleo, la corrupción, la crisis de la salud y de la justicia, la inestabilidad del campo, la desaceleración económica que tiene en serios aprietos a importantes y varios sectores productivos de nuestro país, en fin, son múltiples y numerosas las dificultades de la Colombia actual, en los escenarios sagrados de la democracia los esperamos con argumentos, con soluciones, con compromiso patriótico, porque la transición hacia una nueva Colombia se debe hacer entre todos.

Yo sí prefiero a una guerrilla desmovilizada y transformada en un nuevo partido político que dispare ideas y no balas, que su arsenal este lleno de ideas, de propuestas y de nuevas transformaciones sociales.

Lograr todos estos cambios que Colombia necesita, requiere también con urgencia de una profunda reforma política y una lucha frontal contra la corrupción, sólo así podremos avanzar como un país fuerte democráticamente y donde sus ciudadanos recuperen plenamente la confianza en sus instituciones legítimamente constituidas.



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