Para nadie es un secreto que la economía global pasa por un momento extraordinario de crisis debido a la pandemia que afecta al mundo entero, Gran Depresión que los países no vivían desde la crisis de 1929.
Paralización de empresas y negocios, casi paralización completa de producción y ventas fue lo que sucedió para aquella época, situación nada distinta a la que hoy vive el mundo por cuenta de un enemigo invisible que tomó fuerza y que tiene en cuidados intensivos la economía, pero también la salud del mundo.
En Colombia es preocupante lo que está sucediendo, la economía se desploma, el desempleo crece a pasos agigantados, la producción de la grande, mediana y pequeña empresa está paralizada, todos los sectores productivos están en crisis, y ni qué decir del comercio, el transporte terrestre y aéreo, el turismo, todas las actividades asociadas que lo complementan como los restaurantes, el sector hotelero y muchos más que se ahogan por la falta de oxígeno financiero.
Sabemos que vendrán días difíciles, al virus aún le queda mucho por delante, el número de contagios en nuestro país aún no llega a su pico, se calcula que hacia finales de junio y principios de julio llegaremos a ese máximo. Por lo pronto nos toca seguirle haciendo frente a la situación mientras superamos esta contingencia.
Sabemos que de las grandes crisis también surgen las grandes oportunidades y tan pronto pase esta horrible noche el país tendrá que reinventarse en muchos frentes, tenemos que entre todos salvar la economía nacional, tratar de ayudar a los sectores más golpeados, tenemos que recuperar la productividad, y los puestos de trabajo perdidos durante la contingencia. Ya con creces los colombianos hemos demostrado nuestra resiliencia en momentos difíciles, nos hemos sobre puesto a la violencia durante décadas, al narcotráfico que azoto al país en los años 80”s, hemos resistido al accionar indiscriminado de múltiples actores armados ilegales, en fin, superar esta tragedia nos costara tiempo, pero al final lo lograremos.
Ahora bien, tenemos que generar una política nacional de fortalecimiento a la pequeña, mediana y gran empresa, que logre posicionarlas de nuevo en su productividad y empleabilidad y para que ello se dé, los colombianos debemos apoyar la industria nacional, comprar lo nuestro, promover lo nuestro y hacer uso efectivo de lo que se produce y fabrica en Colombia.
Tenemos que avanzar en crear la marca país, que nos identifiquemos con ella, que sea símbolo de orgullo nacional, que seamos un país regionalista, donde apoyemos al productor nacional, a la industria del calzado, de textiles, donde generemos una política efectiva de empleo rural, en fin, son múltiples las tareas de los colombianos en el corto y mediano plazo.
El país tiene que redoblar esfuerzos en combatir a fondo el contrabando, controlar también sus importaciones y a su vez, tendrá que revisar varios acuerdos comerciales y emprender una cruzada que nos conllevé a la recuperación total de la economía nacional, debemos romper paradigmas y aprovechar este mal momento para convertirlo en una oportunidad de desarrollo y crecimiento.
Tenemos que volver definitivamente a la reindustrialización, a la agro industrialización, a fortalecer la industria del turismo que aporta el 8% del empleo nacional. En el sector agropecuario, necesitamos que definitivamente volvamos al campo, lo tecnifiquemos, que le demos recursos a esos doce millones de compatriotas, hombres y mujeres que habitan esa gran ruralidad colombiana, que los volvamos empresarios del campo, con más innovación, ciencia y tecnología para que se logre una verdadera transformación rural. Ya tenemos las herramientas legales para hacerlo, pongamos en práctica por ejemplo la Ley 1876 del 2018 y generemos desarrollo en el sector agropecuario.
Tenemos que ser propositivos, debemos repensar el país, reconstruirlo entre todos, identifiquemos oportunidades, cambiemos ese chip y saquemos a Colombia adelante. Recuerda ¡colombiano, compra colombiano!