Si bien es cierto que en una democracia la tolerancia se impone y se respeta, por otro lado, no hay derecho que una periodista se encargue con sus columnas a encender el odio, a politizar el país y a perder la perspectiva que tanto se requiere hoy en día.
La obligación de todo periodista es de informar con responsabilidad, de investigar para así poder ofrecer una versión apropiada y cercana a la verdad, es decir informar con veracidad, y de ser independiente a la hora de comunicar o de expresar sus opiniones.
Es muy grande la responsabilidad que se tiene al momento de manifestar con respeto sus ideas, pues aunque no se ejerza la función de comunicador social y/o periodista se debe tener ética, estar ajustado a la ley, y llamar a la reflexión y no al odio o a la venganza.
Me sorprende la columna de la señora Salud Hernández-Mora titulada: “La JEP, lavandería de crímenes”, publicada en la revista Semana el pasado 8 de marzo, la cual se encuentra en la página 47.
Se puede entender que por falta de conocimiento de la legislación internacional, más exactamente del Derecho Internacional Humanitario y de las resoluciones de la Cruz Roja Internacional no se comprenda la decisión de la JEP frente al caso en particular de la Mata-Hari Marilý versus el Ejercito, en la cual se le concedió a la ex integrante de las FARC la amnistía con responsabilidad.
Como colombiana puedo entender el dolor de las víctimas de todas las vertientes, más aún cuando en Colombia se tiene por costumbre hacerle conejo a estas.
En este sentido, considero que entre colombianos no deberíamos matarnos por ideologías o por cualquier clase de fobias o situaciones, sino que tendríamos que llamar a la unidad nacional.
Como nación debemos adquirir un sentido de pertenencia para resolver entre todos los distintos flagelos que afectan al país que lo ponen al borde de ser un Estado fallido, debido a la falta de gobernabilidad, a la corrupción, al debilitamiento de la democracia y de los partidos políticos y a la inequidad social, entre otros males.
El artículo incendiario de la Sra. Hernández-Mora no muestra la verdad sobre los fundamentos jurídicos que llevaron a la JEP a tomar dicha decisión, sino que su opinión es sesgada e irresponsable.
Es difícil para un extranjero aunque en el caso particular de dicha periodista haya optado por la nacionalidad colombiana, entender la historia de violencia, el abandono del Estado, la inequidad social e impunidad que ha tenido el país, pues para ello hay que analizarla con imparcialidad y sin ningún apasionamiento con vicios de una herencia de dictadura española que es lo que pareciera tener la respetada señora.
La recomendación en honor a la reconciliación del país y como un aprendizaje para todos los colombianos es que, antes de dar un juicio de la manera que ella lo ha hecho, estudiemos primero la sentencia de la JEP a la luz del Derecho Internacional, pues esta institución nació para que todos los connacionales conozcamos la verdad de los delitos cometidos durante el conflicto armado por parte de todos los actores involucrados, se resarza a las víctimas, se reconcilie al país, se fortalezca la institucionalidad democrática, se recupere los valores perdidos durante este conflicto y se recobre la credibilidad en el Estado y en sus gobernantes.
Teniendo como finalidad la Justicia Transicional lo anteriormente señalado, y como fuentes de la misma la legislación internacional, es decir, los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, es imposible que se dicte una sentencia con un sesgo político, pues de ser así, o de existir impunidad, el propio sistema le permite a los particulares acudir a la Corte Penal Internacional.
Recordemos que la JEP no es una institución suelta, sino que es obligación del establecimiento poner a disposición de la misma todas las herramientas institucionales para que opere y cumpla con las funciones para las cuales fue creada.
A pesar de los bemoles que el Sistema de Justicia, Verdad, Reparación y no Repetición pueda tener, y de la campaña de desinformación que algunos sectores o periodistas como el caso de la Sra. Hernández-Mora le imprimen, el país ha avanzado, pues por primera vez funciona una Comisión de la Verdad, existe una institucionalidad para tratar los temas del conflicto armado, y existe un Centro de Memoria Histórica a pesar de que el Gobierno no haya escogido bien su director.
Colombia ha ganado en soberanía, a pesar de que por falta de voluntad política está perdiendo un momento histórico para hacer las transformaciones institucionales que se requieren a fin de realizar la reforma rural integral, modernizar la institucionalidad, generar políticas públicas en busca de una equidad social, es decir, reconciliar al país, pasar la página de la violencia, lograr la paz y el desarrollo que tanto necesitamos.
Echarle la culpa a la JEP por el desconocimiento de muchos sobre las legislaciones internacionales y por el doble discurso del establecimiento no es coherente ni responsable, como tampoco lo es, exacerbar odios y poner a una institución respetable como el Ejercito a la cual aprecio, en contra de la JEP cuando ambas pertenecen a la institucionalidad, no es lo más sano, pues lo que debemos hacer es ayudar entre todos a crear Estado y nación.