Ante la toma de Afganistán por los Talibanes, el mundo corre un peligro enorme. Este es un grave retroceso en la historia. La esclavitud de las mujeres, que temen hoy la pérdida de los derechos conquistados a lo largo de estos 20 años, y su reducción a simples objetos vistos únicamente en términos sexuales y reproductivos, es solo un ejemplo de la tragedia que le espera al pueblo afgano.
Este hecho no solamente representa una violación a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario, sino la legalización del terrorismo internacional.
Lo peligroso del tema es que esto representa una confrontación de poder y de liderazgo de algunas potencias, entre las que se destacan Estados Unidos, China y Rusia.
Ante el vacío de poder dejado por Estados Unidos en la época Trump, China ha venido pretendiendo posicionarse y adquirir el liderazgo dejado por el país del tío Sam.
Evidentemente el hecho de que haya sido Trump el que haya pactado con los talibanes una salida al conflicto, deja muy mal parados a los Estados Unidos que han pretendido ser el bastión de la democracia, la libertad y los derechos, pero que en la realidad actual dejan muchas dudas sobre el particular.
El presidente Biden queda muy mal, ya que sus contradictores lo cuestionan por no haber evitado la salida definitiva de las tropas americanas y la llegada de los talibanes al poder.
La confrontación entre demócratas y republicanos por achacarse la culpa de esta debacle internacional es inmensa.
¿Qué credibilidad puede tener un grupo terrorista que, en la historia de Afganistán, se ha caracterizado por su violencia, por su sectarismo y fundamentalismo?
La violación en ese país de los derechos fundamentales de las personas y en particular de las mujeres y las niñas es escandalosa en ese país.
La pregunta sería cómo reacomodar el Medio Oriente desde el punto geopolítico, y cuál sería la repercusión del nuevo gobierno en esa región, que se caracteriza por su inestabilidad política, las dictaduras, la violencia y la existencia de otros grupos terroristas como Al Queda entre otros.
Una de las características de este mundo globalizado es la internacionalización en todas las áreas, incluyendo la del terrorismo; y si ahora, potencias como China y Rusia tratan de legalizar a los talibanes, estarían de alguna manera legalizando el terrorismo y fortaleciendo las alianzas de estos grupos.
El mundo se divide en países como Canadá, que no reconoce a los talibanes, o naciones que los aceptan, y a otros, como los de la Unión Europea, la cual propone entrar en conversaciones con ellos.
El argumento de que como los talibanes ganaron la guerra tienen derecho, es una manera de debilitar la democracia, porque, si bien es cierto que el triunfador reina, también se debe tener en cuenta que ellos no garantizan, ni los principios fundamentales de todo estado de derecho, ni la cohesión social que se requiere, ni la aceptación de todo un pueblo que se siente ya esclavizado; por ello, éste hecho representa un peligro para la estabilidad mundial y para la propia democracia que se ha visto debilitada a raíz de la pandemia del cóvid-19 y el fortalecimiento de las dictaduras en el mundo. ¿Dónde queda la ética política?