En Colombia se volvió costumbre acusar a la contraparte de intentar “desinstitucionalizar” al país, claro que es una palabra grande, rimbombante, y de fondo parece una acusación grave, pero lleva a más de un ciudadano a pensar ¿De qué están hablando nuestros ilustres políticos?
Digamos que, en sentido general, esta palabra se toma para referirse solo a las instituciones en un sentido puramente formal, tradicional, aplicado por supuesto a las democracias. Instituciones creadas en el marco de unas normas, que permanecen en el tiempo, sin importar el partido político o ideología de aquel que gobierna, y que garantizan el funcionamiento de ese Estado (es decir, no incluye instituciones en el sentido de North, o de alguna forma más compleja de institucionalismo).
La senadora Paloma Valencia en el debate al Fiscal General, acusó a la izquierda diciendo que ese era un “debate del populismo, del que intenta acabar con las instituciones”, y al igual que varios miembros de su partido acusa a la izquierda de querer “desinstitucionalizar” al país, para luego posar de redentores de la nación e implementar el llamado “Socialismo del Siglo XXI”.
Claro que el argumento también es de sus contrarios, el senador Gustavo Petro, y otros miembros de la oposición como Robledo o Claudia López, afirmaron que era el Centro Democrático intentando proteger al Fiscal, quien estaba acabando las instituciones, al preferir mantener a Martínez Neira en el cargo, que cuidar la confianza ciudadana en la Fiscalía, y de paso atacarlo a él.
Pero, como ocurre muchas veces, aunque dos afirmaciones parezcan opuestas, o sean de interlocutores de opiniones distintas, no necesariamente son falsas, es decir, bien podemos estar en el escenario en que una rencilla entre nuestros políticos está acabando con las tan preciadas instituciones que ambos dicen proteger.
Considero que como en tantas otras batallas de credibilidad entre ellos, en la del Fiscal General, ha pesado más la defensa de sus protagonistas, que la confianza en las instituciones que representan.
¿Cuándo colocamos la credibilidad de la Fiscalía en juego, por defender la imagen de un Fiscal General?, ¿En qué momento un proyecto político entra en crisis cuando se revela un video de su máximo representante recibiendo dinero?
Dudo que el nuevo Fiscal Ad Hoc devuelva confianza en este proceso (tanto por su perfil, forma de elección, como por el escaso margen de maniobra que posee), y además, esa figura no garantiza la credibilidad sobre las acciones que tomará la Fiscalía General en otros casos, como también dudo que en un principio la Corte Suprema de Justicia nos despeje todo lo que pasa en el video de Petro, pues hasta ahora comienza el desfile de contradictores políticos hablando mal de él en ese órgano. Esperemos que el tiempo diga lo contrario.
Las instituciones perduran, se transforman, pero sobre todo garantizan que sin importar quién esté en el poder, la administración de ese poder no acabará con todo lo que el Estado debe garantizar a los ciudadanos, desde la administración de justicia, la creación de leyes, hasta la educación.
La gran crítica al régimen venezolano es precisamente, usar las instituciones que deben garantizar derechos a todos los ciudadanos, para hacerlo de forma selectiva a los que apoyan a su grupo político, o simplemente no hacerlo para dedicarse a perseguir a sus opositores. Así mismo ocurrió en otras dictaduras a lo largo del mundo, y no es precisamente una actitud de la izquierda o la derecha exclusivamente, cuando el poder, su búsqueda y mantenimiento, alrededor de un grupo de personas, rebasa los medios institucionales para lograrla, ese día realmente se habla de “desinstitucionalización”, y eso no tiene color político.
Ñapa: Felicito a los estudiantes de universidades públicas, aquellos que dieron una larga y compleja lucha, que en su mayoría marcharon pacífica y pedagógicamente, y a pesar de no lograr todo lo pedido, hicieron dar pasos mucho más grandes al Gobierno, que lo alcanzado por los rectores. Usar la movilización social para reclamar ante la inmovilidad del Estado, no es “desinstitucionalizar”, es pedirle a los que dirigen las instituciones, que estas cumplan su función.