Entender que Colombia es un país diverso en todo sentido es un primer paso para comprender los motivos para crear políticas públicas en defensa de los derechos todos sus habitantes, es por esto, que el Plan Nacional de Desarrollo (PND) en su documento de Bases dedica un espacio a lo que llama Equidad en diversidad, y realiza un diagnóstico y unos objetivos alrededor de la protección derechos de la comunidad LGTBI.
Existen criticas variadas a este tema, como por ejemplo, a cuántas de estas páginas (10 de más de 1600 del documento de Bases del PND) se ven realmente reflejadas en el articulado presentado al congreso, o si son suficientes, pero una de las más preocupantes es la solicitud de sectores cristianos liderados por el senador Jhon Milton Rodríguez que piden retirar todas las páginas que traten de este tema, pues según el senador: “Esto es peor que las cartillas de la exministra Parody” y promueve la “Ideología de género”, en columna anteriores ya me he referido a estos temas, que se según estos sectores buscan como lo dijo el concejal de Bogotá Marco Fidel Ramírez “establecer una dictadura homosexual”, e inculcar una especie de “ideología” en la enseñanza escolar alrededor de la diversidad sexual y de género.
¿Es esto cierto?, ¿Este gobierno está intentando inculcar alguna suerte de ideología sobre la diversidad para influir en los menores de edad?
Leí atentamente las páginas del documento de Bases del PND, para intentar encontrar las críticas realizadas por estos sectores, y esto fue lo que encontré:
Primero, existe un diagnóstico, con cuatro puntos a resaltar, y que comienza resaltando como organismos como el Banco Mundial o el Instituto Williams que destacan los altos costos económicos y sociales que genera la discriminación a grupos LGTBI y afecta temas como el empleo, costos en servicios sociales y salud, entre otros.
Este diagnóstico destaca que existe poca información estadística alrededor de la situación de estos grupos, en especial en acceso a la justicia, pero que cubre a la información estadística de todas las entidades públicas. También el acceso a la salud, en especial de personas transgénero, resalta que existe exclusión por parte de profesionales de la salud que tratan estos temas como como trastornos psicológicos, de niños que son sometidos a tratamientos de “reconversión”, y falta la prevención y atención de enfermedades producto de este tipo de discriminación.
Pero el grave diagnóstico sigue, según la UNESCO el 51,1% de los estudiantes de sexto grado en América Latina manifiestan haber sido discriminados tanto por docentes como compañeros, lo que incluye amenazas, golpes y robos, resalta la falta de datos en Colombia al respecto, y el hecho de que el acoso homofóbico en los Colegios en países de la región es elevado, como en Chile (68%), o Perú (66%).
Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS), se resalta en el caso colombiano que el 68% de las mujeres y el 72% de los hombres aseguran que prefieren no ver a dos personas del mismo sexo besándose en la calle, e incluso que el 22% de las mujeres y el 32% de los hombres en el país, prefiere no tener como vecino o vecina a una persona homosexual.
Segundo, este diagnóstico sigue con cinco objetivos clave para enfrentar estas cifras (en su mayoría como se puede observar de organismos internacionales), y buscan que existan más datos estadísticos fiables al respecto, un trato con respeto en el sistema de salud, y la que más molesta al senador Rodríguez “Fomentar el respeto por la diversidad en los entornos educativos” pp. 343.
Uno se pregunta, ¿Qué es lo que realmente le molesta al senador y a grupos cristianos que se han referido a este tema?, ¿Les molesta que se ataque la discriminación en los Colegios, centros de salud y búsqueda de empleo de personas LGTBI?, ¿No es este un país para todos, donde todos podemos gozar de estos derechos sin importar nuestras creencias, género u orientación sexual?
Este PND no trae nada que hable de llevar ningún tipo de “ideología” a las aulas de clase y entidades públicas sobre la diversidad sexual y de género, tampoco trae nada “revolucionario” con respecto a un enfoque sobre los derechos de grupos LGTBI que podamos llamar “histórico” en su favor, y es una herramienta que servirá a este y otros planes de desarrollo regional para reducir esta discriminación.
Lo que parece molestar a muchos de estos líderes, es que algunas personas nos denominemos de una orientación sexual distinta a la que enseñan en sus credos religiosos, que nuestros derechos estén al mismo nivel que los suyos, y que a un niño se le enseñe que su compañero de clase puede ser diferente, y debe respetarlo por eso, lo que de ninguna forma constituye enseñarle “a ser” como su compañero. ¿Cuál es el miedo?