Rechazamos al unísono la deplorable infamia que han cometido en contra de Andrés Felipe Arias, pues se trata de la mayor injusticia que haya podido presentarse en la historia reciente de Colombia. Al exministro lo condenó la Corte Suprema por pura sospecha. Y no lo decimos de manera amañada.
Como bien lo dijimos en esta columna en el año 2017: Los elementos probatorios dentro del proceso de Arias fueron totalmente favorables para declararlo inocente, no obstante, la persecución subsistió hasta el punto de enviarlo al inframundo. El derecho procesal penal requiere de elementos probatorios para emitir alguna sentencia. He ahí el problema de la Corte: desestimó varios elementos probatorios que eran útiles, conducentes y pertinentes para determinar la inocencia de Arias. Ahora bien, tratándose de hechos objetivos, acá la cuestión es legal; jamás política.
Arias fue condenado por ejecutar en calidad de ministro, actos semejantes a los ejecutados por sus predecesores. Además, dentro del proceso, su defensa logró demostrar que no recibió ni se robó un peso y que todo fue un abuso por parte de una serie de terratenientes que sin decencia alguna defraudaron el programa Agro Ingreso Seguro, dejando en tela de juicio, ante una Corte abiertamente politizada, la situación del exministro. La reciente extradición es un golpe de Estado y una total desmotivación para quienes creemos en la justicia.
Puntualmente, observamos que no se presentó ningún peculado a favor de terceros ni mucho menos alguna celebración indebida de contratos, porque, en primer término, el peculado no se configuró, dado que, no se demostró que de manera intencional Arias hubiese desviado recursos para destinarlos a sujetos determinados, ni mucho menos, que ello se hubiere efectuado para obtener apoyo en su precandidatura presidencial del 2010. En resumidas cuentas, no hubo dolo y la Fiscalía no logró demostrar lo contrario; como si fuera poco, la Corte no falló conforme a Derecho. Algo sencillamente absurdo e injusto.
En segundo término, no se incurrió en ninguna celebración indebida de contratos toda vez que, el exministro se limitó a ejecutar una función que claramente habían efectuado los anteriores ministros que lo precedieron en el cargo. Dicha función consistía en firmar unos convenios motu proprio sin efectuar unos trámites previos. Allí no hubo ningún ilícito porque dicho trámite no era exigible por la norma. No hubo trasgresión a la ley. Vemos que nunca se presentó la causa probable para que se efectuara dicha extradición.
Es por lo antecedente que, expresamos total repudio sobre la infamia cometida contra un hombre inocente, y, exhortamos a la población a que se manifieste en contra de ello. No podemos ser indiferentes ante la arbitrariedad y la persecución. Ya lo hicieron con Arias, pero mañana lo pueden hacer con cualquier otro ciudadano. Lamentamos profundamente lo acontecido con el exministro. El camino ahora es luchar por la doble instancia. ¡Dios les conceda infinita fortaleza a sus pequeños hijos, a su esposa y a su familia!