El crecimiento del movimiento social en Colombia ha tocado techo, un paro que avanza por más de una semana podría tomar dimensiones indefinidas sino se asumen responsabilidades políticas por parte del gobierno y se enfrentan dichas manifestaciones con políticas sociales construidas desde el dialogo y la concertación con todos los actores sociales.
Debemos ser honestos el gobierno de Duque ha tenido que enfrentar por encima de su impopularidad el descontento de la masa social que busca que se replanteen políticas en materia económica y social en nuestro país, la seguidilla de gobiernos iniciados con Gaviria en la década del 90 con la apertura del neoliberalismo en nuestro país, detonó en un levantamiento popular que reconoce en la incapacidad de Duque para gobernar el caldo de cultivo para acrecentar sus demandas.
La realidad política de nuestro país se convierte en una valiosa oportunidad para el gobierno Duque, por un lado para enfrentar con determinación las protestas sociales con propuestas que posibiliten desde la institucionalidad avanzar en la línea de un país con políticas públicas más equitativas, se entiende de antemano que el sistema económico no se negociará pero si las estrategias para que se mismo sistema brinde mejores oportunidades en materia de educación, salud y empleo a los colombianos, en segundo lugar es también la oportunidad para desmarcarse de manera definitiva de su partido Centro Democrático, entendiendo con ello que deberá gobernar con todos los partidos políticos y no para el partido de gobierno, que un gobierno de coalición es la mejor estrategia de gobernabilidad en un Estado que históricamente ha obviado las demandas sociales condenando al grupo poblacional a condiciones de pingue desarrollo económico y social.
El fortalecimiento del movimiento social colombiano es una clara muestra de la importancia de estos conglomerados en las democracias, la no representatividad política y la no toma en cuenta de las opiniones y argumentos del grueso poblacional por parte de la rama ejecutiva y legislativa, seguirá agitando el escenario en el que los pesos y contrapesos demuestran lo viva que es la política y como los tiempos históricos y sus actores viran a partir de sus necesidades y deseos.