Juan Manuel Santos Calderón, será un presidente que definitivamente pasará como una figura relevante en los libros de historia. Sus 8 años de gobierno son el reflejo de un hombre que se jugó todas sus cartas para plasmar su visión de país, con todos los aciertos y errores que eso incluye.
El mayor legado de todos será sin lugar a duda el acuerdo de paz con las FARC, de un país acostumbrado a los debates sobre cómo enfrentar el conflicto, a las tomas, los secuestros, el desplazamiento, las minas antipersona, entre muchos otros problemas causados por la violencia, hoy nos concentramos en los debates económicos, en cómo les irá a los miembros del partido Farc, en el cuidado del ambiente, en detener o no la llegada del Fracking, entre muchos otros temas.
Las cifras hablan por sí solas: Colombia deja los primeros puestos de minas antipersona, por el desminado se han beneficiado 2,4 millones de colombianos, en el Hospital Militar en 2015 teníamos a 230 uniformados atendidos, para principios de 2018 solo 1. Se desmovilizaron 7 mil guerrilleros, entregando casi 9 mil armas. Para 2002 el país registrada casi 20 mil víctimas del conflicto al año, cuando empezaron los diálogos de paz serán 3 mil al año en promedio, en 2017 esa cifra apenas llega a las 80 víctimas.
La implementación ha sido floja, a Santos le faltó gasolina al final de su gobierno en el Congreso, y musculo institucional para llevar el Estado a todas las zonas que estaban en conflicto, falta mucho para reparar a las víctimas, pero todo lo logrado, fue a pesar de la aún imperante desfavorabilidad del Acuerdo y a una oposición que buscaba poner condiciones inalcanzables e hizo todo lo que pudo para acabar con dicho acuerdo.
En infraestructura Santos entregó 1.400 kilómetro de dobles calzadas, intervino aeropuertos, vías secundarias, y terminales portuarios. Falta bastante en vías terciarías, y en muchas otras vías de zonas apartadas del país.
A pesar de caer los precios del petróleo, ha mantenido la economía a flote, sus medidas en este aspecto han sido sumamente impopulares, pero mantiene al país con una envidiable inversión extranjera, y disminuyó la desigualdad, y la pobreza multidimensional.
Lo político
Quiero ahora resaltar tres momentos que me parecen sumamente importantes: No todo es jardín de rosas, el costo de tener un Congreso que le diera al presidente gobernabilidad fue un sacrificio de alianzas que después explotaron en contra de algunas regiones, desde lo líderes políticos de La Guajira, o Córdoba, hasta el cúmulo de parlamentarios capturados o investigados por corrupción (aunque en esta ocasión no fue más de la mitad del congreso investigado por parapolítica como en otro gobierno anterior).
Santos nunca fue un presidente que se la jugará por el todo en temas de derechos LGTBI, en buena parte, porque la dinámica con el Congreso (en su mayoría muy conservador) giraba alrededor de los Acuerdos, y reformas, pero se le suma el esfuerzo de su ministro del Interior Juan Fernando Cristo y de él, para hundir el referendo contra la adopción de parejas del mismo sexo, solteros, divorciados y viudos.
Siempre fue excelente jugador político, es de resaltar todo lo que hizo con los partidos para lograr lo que se propuso, pero sobre todo, lograrlo sin afectar el equilibrio de poderes, es en este gobierno que se pone fin a la reelección (aunque después de reelegirse él), y no se duda de la independencia de la Rama Judicial y lo entes de control de todo lo hecho por el mandatario, ni sus aliados se salvaron cuando cayeron en manos de la justicia o de las investigaciones en su contra, y el presidente nunca intervino para salvar ni al “Ñoño”, ni a Musa, ni a Kiko, y podría seguir así todo el día.
Finalmente, es y ha sido siempre un creyente de los tratados de libre comercio, y del mercado ciegamente, es casi todo lo que NO es un presidente de izquierda, falló en su forma de comunicar lo alcanzado, pero no falló en dejar los resultados, y su Premio Nobel, cuatro doctorados Honoris Causa de importantes universidades, y el reconocimiento internacional de él y del país, son un logro muy difícil de superar.