Cada día el país se despierta en medio de la desesperanza, pero contrario a lo que muchos creen y a lo que medios de comunicación y redes sociales registran, no todo está cuesta arriba. En los territorios apartados, donde siempre ha estado presente la guerra con sus más atroces consecuencias, las ganas de seguir construyendo ciudadanía, derechos, deberes y armonía no han cesado.
Las comunidades que jamás han sido escuchadas, no se cansan de gritar que no existen firmas de documentos, políticas temporales, ni análisis de expertos sumergidos en la desesperanza que ahoguen las ganas de construir una sociedad mejor desde las zonas marginadas. Esas ganas de cambio no pueden estar sólo relegadas a políticas centralistas donde las regiones tienen poca participación; por el contrario, el verdadero salto al desarrollo de país debe estar cimentado en políticas constantes, duraderas y estructurales de Estado que tomen en cuenta las verdaderas necesidades de los colombianos, que en su mayoria, viven en territorios en donde el abandono estatal se ha arraigado y los ha dejado a merced de la violencia.
Décadas de incertidumbre, sobre todo en las poblaciones más vulnerables, no han evitado que sigamos siendo un país soñador, quizá porque es lo único que nos queda para evitar caer en una depresión colectiva, por eso soñar se convirtió en el impulso y la mejor excusa para que organizaciones como La Paz Querida fomenten en los territorios, donde la tranquilidad aún no llega, proyectos que aporten a la comunidad, así fue que nacieron los “Diálogos intergeneracionales”.
La Paz Querida no se trata de un organización cualquiera, que busca implementar proyectos sin piso con el tema de la paz como lamentablemente ha venido ocurriendo. Por el contrario, se estructuró a través de a 43 personalidades del ámbito nacional, que a pesar de su diversidad en posiciones políticas y visiones de país, encontraron la oportunidad de llevar a más de 34 municipios un bálsamo que ayude a mitigar la violencia, construyendo espacios que permiten soñar, creer, dialogar y escuchar con el objetivo de fortalecer el trabajo en comunidad y desde allí comenzar a construir el país que soñamos.
Los Diálogos Intergeneracionales surgieron como una primera estrategia para empoderar a las zonas más vulnerables en temas de conflicto, acompañadas por un grupo de profesionales de diferentes áreas que convocan a la sociedad civil a reflexionar sobre su pasado, presente y futuro para empoderarlos a través de la palabra y así evidenciar los riesgos reales que circundan en sus territorios. La idea es que entre todos se articulen acciones que hagan posible llevar a cabo esos sueños colectivos que se encuentran estancados por causa de la violencia y el abandono estatal.
Este proyecto, impulsado por La Paz Querida, es una estrategia para contrarrestrar el escepticismo frente a la sostenibilidad y continuidad de proyectos que se prometieron y no llegaron, sobre todo, después de la firma del Acuerdo de Paz. La gente quiere ser escuchada, y espacios como los Diálogos Intergeneracionales, permiten que el clamor de las comunidades no se quede en el olvido.
Como el proyecto ha funcionado, una manera de seguir apostándole a la contrucción de una verdadera paz es fortaleciendo estas iniciativas. Así nacen las “Escuelas de la Conversación”, que promoverán de forma constante, y por gestión propia, el diálogo como mecanismo para la solución de conflictos. Estas escuelas, donde se espera amplia participación de la sociedad civil, son la nueva apuesta territorial para empoderar las regiones a ser más propositivas en cuanto a la construcción de Estado.
Esta nueva apuesta tendrá su lanzamientos el próximo 5 de diciembre en el aula máxima de la universidad Jorge Tadeo Lozano en Bogotá. Contará con la asistencia de reconocidas personalidades del país como la Ministra de Educación, María Victoria Angulo; el Padre Francisco de Roux S.J, Presidente de la Comisión de la Verdad y el General (RA) Henry Medina, Director ejecutivo de La Paz Querida; así mismo, representantes de los 7 municipios donde se inaugurarán las primeras escuelas.
Nelson Mandela dejó una gran enseñanza para todos en la búsqueda de la paz: “Sin lenguaje no se pueden entender las esperanzas ni las aspiraciones de la gente”, ya es hora de entablar una verdadera conversación.