Me ha llamado la atención el uso del término patriotismo, tomado para describir a todo tipo de causas en Colombia y el mundo, para halagar a casi todo tipo de persona, para justificar medios inhumanos, violentos, y discriminatorios, con supuestos fines virtuosos.
El último hecho se presentó la semana pasada en Antioquia, cuando un hombre decidió que la bandera del Orgullo gay, no podía izarse en la misma asta de la bandera de su departamento, y exclamando una motivación “patriótica”, decidió bajarla y cortarla en pedazos, en redes sociales otros también se unieron para llamarlo “patriota”, y aunque, es de aceptar que ya en entrevistas casi excesivas de protagonismo a este personaje, se develó su verdadera motivación discriminatoria, basada en que ser gay es “una moda”, quiero concentrarme en su uso del concepto de patriotismo y las contradicciones que representa.
El gran escritor Samuel Johnson dijo: “El patriotismo es el último refugio de un canalla”, y varios biógrafos han resaltado que no se refería al patriotismo que conocemos como devoción y lealtad a un país, sino a aquellos que usan este concepto para ocultar sus propios intereses.
El entonces comandante paramilitar alias Caruso, o Ramón Isaza, acusado de feroces crímenes, aunque cobijado hoy por la Ley de Justicia y Paz a sus 78 años, exaltaba en los tiempos de exacerbada violencia en el país, en su plena actividad delictiva, animando a sus subordinados cuando se cumplían 27 años de su grupo de autodefensas que: “los invito a seguir en la lucha, a mantener en alto el nombre de las Autodefensas Campesinas, a ser ejemplo, a comportarse como verdaderos patriotas”
Claro que Isaza en esa época con “seguir la lucha” se refería a hostilidades, y a mantener en alto “el nombre de las Autodefensas” a realizar las actividades delictivas de todo tipo de las cuales fueron acusados, y para eso, los invitaba como muchos otros comandantes paramilitares a ser “verdaderos patriotas”.
Pero dicha exaltación no solo es propia del paramilitarismo, o de un grupo de ideológico exclusivo, recordemos al Mono Jojoy, cuyo extenso prontuario de crímenes no describiré aquí, pero que no dudaba ante las escasas entrevistas que dio en vida, defender a sus hombres diciendo que no son: «almas de traidores, sino de patriotas y de revolucionarios.”
Las FARC en su época de plena actividad guerrillera, justificó que su defensa era por los campesinos, y por lo tanto por la “patria”.
Definición de patriotismo
Entonces, unos y otros, no solo de todas las orillas violentas en Colombia, sino también de casi todas las orillas políticas, han manipulado el concepto para decir que sus fines y sus medios, guardan directa relación con el patriotismo, que sin importar como eso afecte los derechos humanos, o el respeto por la diferencia, sea por una posición política, o por ser parte de una minoría étnica, religiosa, o de cualquier otro tipo, todo fue hecho por un “bien mayor”, el defender la patria.
Lo anterior es lo que Adorno, Frenkel-Brunswik, Levinson y Stanford, en un maravilloso texto titulado “The authoritarian personality”, llamarían pseudopatriotismo, “una adhesión ciega hacia determinados valores culturales nacionales, un conformismo acrítico con las formas sociales dominantes” (P. 107).
¿Qué forma social más dominante que aquella que sigue reinando y considera cualquier forma de diversidad sexual y de género, como una “anormalidad”, una “moda”?,
Esta forma de pseudopatriotismo, esconde la filiación a una ideología, a doctrinas que a través de intereses personales, quieren ligar el amor, lealtad y sentimiento patriótico, hacía un país o región, como una excusa para la exclusión, la discriminación, o como en el caso de la violencia en Colombia, el exterminio.
Una definición magnífica es la de Daniel Bar-Tal, que en un artículo titulado “Patriotismo como creencia fundamental de la pertenencia de grupo”, dice que su definición de “patriotismo puro” es en “términos de creencias generales que reflejan la adhesión a su grupo y país, al margen de su afiliación política, valores sociales o convicciones religiosas”.
De eso se trata esto, de una verdadera lucha por un país donde todos cabemos, y ese es el verdadero patriotismo, uno donde uribistas, petristas, homosexuales, cristianos, ateos, indígenas, negritudes, entre muchísimos otros grupos, minorías, partidos, o cualquier otra forma de afiliación, caben en el respeto al Estado Social de Derecho, y donde su defensa común, en democracia, es por la patria.
El señor que tumbó la bandera de Orgullo gay, bien debería estudiar un poco estos conceptos, y entonces concluirá que su acto no fue ni patriótico, ni valiente, solo un triste espectaculo de exclusión, que niega el verdadero sentido del patriotismo, el de la mejor definición: en Colombia cabemos todos, y resaltar por unos días la bandera de una minoría, solo exalta ese principio patriótico, el verdadero patriotismo.