Cuando miramos las redes sociales observamos el grado de violencia en que está sumida la sociedad colombiana. También nos damos cuenta de la falta de educación y de la manera tan burda como maltratan el idioma español.
Es incomprensible en un país que se dice democrático que nadie pueda expresar de manera libre y consiente sus opiniones sin importar si los otros piensan igual o no. La tolerancia y el respeto deben ser la regla de oro en toda clase de relación humana y por ende de comunicación.
Algunas personas no leen y otras no entienden lo que leen. Lo peor es que si no están de acuerdo con lo que alguien opina en las redes sociales, la manera de reaccionar no es con argumentos sino con una cantidad sandeces, acompañadas a veces del más soez de los lenguajes que lo único que evidencian es la incapacidad de responder con fundamentos y de manera gentil y educada.
No es más fuerte quien grite más, no es más poderoso quien utilice la violencia, o las noticias falsas, o los insultos; lo que están demostrando es el empobrecimiento de espíritu y la poca calidad humana.
Lo malo es que lo estamos observando incluso en algunos candidatos como Federico Gutiérrez, quien que en lugar de dar ejemplo, se sitúa a un nivel vergonzoso que pareciera ser que incita a la violencia y a la contradicción solo por el placer de contradecir.
He venido siguiendo de cerca a los distintos candidatos y hasta el momento al candidato del Pacto por Colombia no le conozco ni el programa de gobierno ni ningún planteamiento serio, lo cual es preocupante, porque si vamos a gobernar sin educar a la población colombiana y con más de populismo, ¿cuál es el cambio y el desarrollo que tendremos? Al parecer ninguno y lo que es peor es que motiva a la sociedad a la mediocridad, a la inmediatez y a la intolerancia.
He venido escuchando a “Fico” en los distintos debates y en lugar de generar ideas, análisis, y propuestas, lo único que hace es contradecir todo lo que digan Petro y los demás candidatos como si él tuviera la verdad revelada.
Algunos colombianos se han acostumbrado ver a los candidatos presidenciales como si fuera se observa una pelea de gallos y no una generación de planteamientos serios para sacar adelante al país, para dar solución a las distintas problemáticas que tenemos y para desarrollar a Colombia en unidad y en justicia social.
¡Pobre Colombia! No sabemos qué es peor si la clase de candidatos que tenemos, o el cáncer social que avanza y que nos carcome.
A medida que los líderes se van extinguiendo, a los que aparecen la sociedad los desconoce porque no están mentándole la madre al vecino, ni generando confrontación, sino ideas. ¿Será que el debate de las ideas pasó de moda y lo in es la ordinariez?
Esto es el resultado de haber abandonado una política seria en términos de educación y de civismo, de no conocer nuestra historia y sobre todo lo que ha dejado la polarización originada por las peleas entre los expresidentes y el populismo barato de derecha y de izquierda.