Satori dijo en uno de sus más famosos libros: “La democracia es el poder del pueblo sobre el pueblo, gobierno del pueblo sobre sí mismo” pero “Si en el proceso de transmisión del poder los controlados se abstienen de controlar a los controladores, el gobierno sobre el pueblo corre riesgo de no tener nada que ver con el gobierno del pueblo”
Dicho esto, el dilema de decirle a los demás por quién tienen que votar, es para mí una inmensa reducción de afirmar que yo poseo un criterio superior, y anula en mi opinión la idea básica de la democracia.
El quid hoy es ¿Cómo, a quién y por qué motivos transmitiremos el poder a un nuevo presidente el domingo?
Por eso, creo más importante dar herramientas a las personas para votar, así constituyan mi opinión formada sobre la realidad del país, y de esta forma el lector decidirá sobre ese voto:
1. Colombia no es una nación integrada, es un país fragmentado por donde quiera que se analice, el plebiscito por la paz lo mostraba, las ciudades y no los territorios en claro conflicto, decidieron por ellas y por la opinión formada alrededor de una realidad que de forma arrogante creemos conocer a la perfección desde lo urbano.
Un dirigente político, con amplia experiencia, y con una gran cantidad de estudios, prefiere gobernar Bogotá que Florencia, Bojayá, El Carmen de Bolívar, o Tame en Arauca.
¿Qué están pensando los candidatos para estas zonas en Conflicto? Quizás llevarles desarrollo, fin de la violencia, sustitución voluntaria o quizás obligada de cultivos, justicia, salud, o someramente un batallón de las fuerzas armadas.
2. El debate no es ideológico. La clase política en Colombia no se divide exclusivamente por un tema de ideología, no se tumban a puños y gritos en los pasillos del Congreso o de los debates por este motivo. Cada colombiano que dice odiar a la izquierda, a los comunistas (si es que eso existe todavía como tal), al “castrochavismo”, que llama al otro fascista, o aliado del “imperialismo”, desconoce totalmente la forma como se hace política en el país.
Si la cuestión fuera meramente ideológica, entre ellos, y si la solución estuviera en la “superioridad” de una ideología sobre otra, la clase política catalogando a unos como “uribistas” y otros “santistas”, cuyo pensamiento económico es similar en su estructura, por dar un ejemplo, no habrían sido amigos en 2010, rivales encarnizados en 2014 y nuevos “mejores amigos” en 2018.
El voto, va más allá, es un cúmulo de propuestas concretas, de las ideas que regirán las decisiones, pero no por ideología exclusivamente, sino, por lucha social, intenciones privadas, derechos de minorías, etc.
3. El país no se gobierno por una sola persona. Ni Iván Duque, ni Gustavo Petro como presidente tomarán cada una de las decisiones que afectan directamente la vida de los ciudadanos.
Cada cargo, cada entidad, cada mando medio son producto de los equipos que hicieron posible la elección del gobernante, de aquellos que en su criterio son los dados para tomar esas decisiones. Nadie en Colombia da un apoyo institucional a un candidato a cambio de nada, son ellos con quienes gobernarán.
Es interesante escuchar a las personas defendiendo a su candidato tomando sólo el reflejo que tienen de su personalidad y criterio. De repente nos olvidamos de lo demás, de sus aliados, de sus “padrinos políticos”, de sus decisiones pasadas o de si alguna vez han tomado decisiones tan importantes al menos mínimamente cercanas a las de un presidente.
Su voto, será también el voto por un grupo, un equipo de personas que hacen posible la elección, no porque creen en “ideología” o en “hacer lo correcto”, sino porque al igual que todo ser humano la mayoría recibirá algo a cambio. La pregunta es, ¿Qué cosa?, ¿Nuestros derechos?, o ¿Nuestros recursos?
Finalmente los invito a dejar de lado los odios. Mientras alguien se sentará en el cómodo sillón de la Casa de Nariño el 7 de agosto, nosotros seguiremos siendo colombianos, compañeros, amigos, conocidos y familiares. El que un país decida por odio, solo rompe esa cadena, demuestra que no hemos logrado nada más que hablar continuamente de paz, seguridad, anticorrupción, unidad, pero ¿Entre quiénes?, ¿Entre los que piensan igual que yo?.