La escena es conmovedora: Un joven desnudo con un libro en la mano le pide a las fuerzas armadas venezolanas que no lancen más gases lacrimógenos a la población que protesta legítimamente contra el despotismo. Él se monta en una tanqueta para implorar respeto por su derecho a decir “no más”. Valiente y digno, luchador por la libertad, con integridad moral a toda prueba. Había sido desnudado con violencia por los agentes del gobierno para burlarse de él.
Otra escena dramática: Una mujer se enfrenta, pacíficamente, como el joven desnudo, a las arbitrariedades de las autoridades armadas. Les pide que la protesta social y política de la sociedad civil venezolana no sea reprimida, sino garantizada.
Al lado del joven desnudo y de la mujer con la bandera de la patria en su cuello y su testa, miles y miles de venezolanos claman para que se reconstruya la democracia constitucional y el Estado Constitucional y Democrático de Derecho que han sido liquidados por las arbitrariedades de un régimen político totalitario que se atornilla en el poder y agrede al pueblo en forma infame.
Estas escenas de amor a la libertad del venezolano, recuerdan los versos del bellísimo himno nacional de la hermana República Bolivariana de Venezuela que nació en la lucha por la libertad e independencia en el siglo XIX. El Coro que dice: “Gloria al bravo pueblo/que el yugo lanzó/la Ley respetando/la virtud y honor”. El pueblo en forma pacífica y respetando la Constitución pide obediencia a la ley. En forma pacífica lo hace.
Las respuestas del régimen son violentas y desproporcionadas, van en contra de los tratados internacionales de derechos humanos y del Sistema Internacional y Regional de los Derechos Humanos. Sobra decir que las autoridades están por fuera del marco de las leyes y sin honor. Asimismo, la protesta ciudadana trae a la memoria los versos de: “¡Abajo cadenas!/ ¡Abajo cadenas!/ Gritaba el señor/ Gritaba el señor/ y el noble en su choza/ libertad pidió”. Libertad, lo que pide el pueblo.
No se puede ignorar que este pueblo ha quebrado las cadenas varias veces en contra de la voluntad de la Nación, le han hecho imposiciones los enemigos de la libertad y los derechos humanos. Derrotaron al imperio español en el siglo XIX y las dictaduras del siglo XX, y… /ante este santo nombre/tembló de pavor/el vil egoísmo/que otra vez triunfó/. El totalitarismo ha triunfado transitoriamente, sin embargo, el santo nombre de la libertad que invoca la Nación en protesta, lo tiene herido de muerte.
/Gritemos con brío/gritemos con brío/¡muera la opresión!/ ¡muera la opresión!/ Y la opresión morirá. La luz dará camino a la libertad y la oscura noche desolada de la opresión, el despotismo, el hambre y la miseria, la violencia y el terror, cesará. Cesará porque la valiente conducta del venezolano, heredero de Bolívar y Sucre, que eran liberales, no totalitarios, vencerá. En tanto, es el deber de todos los amantes de la libertad apoyar la lucha por la libertad y la dignidad del venezolano.
En Venezuela, la suerte de la libertad y los derechos humanos está en juego. La fraternidad y solidaridad, bases de los derechos humanos, no podemos estar indiferentes a esta realidad. No podemos rechazar el compromiso de la defensa de los derechos humanos y de la libertad en el mundo globalizado. La soberanía de las naciones está limitada por los derechos humanos. El respeto y la garantía de la realización de los derechos humanos en el mundo globalizado es una responsabilidad de todos. ¡Gloria al bravo pueblo!