La situación en Hidroituango está pasando de castaño a oscuro, no sólo por el inminente riesgo que el mega proyecto sigue generando a los habitantes de varios municipios rivereños del río Cauca, sino por la deficiente conexión entre sus principales socios, Gobernación de Antioquia y alcaldía de Medellín (EPM).
Y es que en este momento de grave crisis, las principales autoridades antioqueñas empiezan a mostrar desespero ante la falta de soluciones de fondo y lo mismo ocurre con las 120 mil personas que han tenido que abandonar sus propiedades para acampar en albergues temporales.
Cuando parecía que la obra empezaba a dar buenas señales, y cuando los más de dos mil operarios que trabajaron y siguen trabajando a triple jornada daban resultados que se había logrado la cúspide al alcanzar los 410 metros de cota y que por ende el embalse no sobrepasaría ya el muro de contención, surge una nueva amenaza y aún mucho más riesgosa, la de una gran montaña de 130 mil metros cúbicos aledaña a la presa que amenaza con desprenderse, situación que donde se llegue a producir traería enormes consecuencias.
Sin embargo EPM concentra sus esfuerzos en cuatro frentes, que según su propio
Presidente, generan alarmas pero no retrasan las labores. Es decir, la prioridad actual son los derrumbes, la inundación en el cuarto de máquinas y el taponamiento existente en uno de los túneles de desviación, superado estos riesgos inminentes, nada fáciles por supuesto, el proyecto seguirá su cauce. Pero en el peor de los casos y siendo pesimistas ¿qué pasaría si no lo logran?
Vendría preguntas de múltiple respuesta, ¿se debería frenar definitivamente el mega proyecto? Siendo esta la más sensata de todas. ¿Quién va a responder por el grave desastre social y medio ambiental? ¿Cuánto tiempo tardaría la reparación a los miles de damnificados aguas abajo del río Cauca? En fin, son muchos los interrogantes que se deben responder en caso que la continuidad de la obra no sea viable.
Incluso al interior del mismo Gobierno nacional, se hace un análisis de todos los escenarios posibles y en el hipotético caso de un desplome de la presa, se estima que el caudal del río Cauca superaría los 263 mil metros cúbicos por segundo. Algo realmente ¡dramático!
Según lo reveló el Ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, en épocas normales, el caudal sobre el corregimiento de Puerto Valdivia oscila entre 1.300 y 1.700 metros cúbicos, y puede subir en crecientes hasta 2.500 metros. Los caudales del fenómeno de la niña en 2010-2011 llegaron a 4.700 metros cúbicos por segundo. En la contingencia del pasado 12 de mayo, ese caudal llegó a 6.030 metros cúbicos por segundo, superando lo registrado previamente. Es decir, el panorama de un eventual desplome de la presa es de dimensiones enormes.
Más de una docena de municipios, quince en total estarían en grave riesgo ante tal escenario. En alerta roja estarían Valdivia, Cáceres y Tarazá. En alerta naranja Caucasia, Nechí, y en amarilla los municipios de San Jacinto del Cauca, Guaranda, Achí, Ayapel, San Marcos, San Benito Abad, Majagual, Magangué, Caimito y Sucre. Entes territoriales no sólo de Antioquia, sino de departamentos como Sucre y Bolívar, por consiguiente los responsables del mega proyecto deben garantizar que ese riesgo desaparezca en el menor tiempo posible, de lo contrario estaríamos ante una tragedia superior nunca antes vista en la historia de nuestro país.
Los colombianos, hacemos votos para que esta terrible amenaza no ocurra, para que los riesgos sean superados, que las labores de los operarios garanticen la superación de la emergencia, y que los campesinos resguardados en albergues aguas abajo al Río Cauca puedan volver a sus hogares y así retorne la tranquilidad que en otrora vivían, claro está, si la furia de la naturaleza lo permite.