La diplomacia de Dinosaurios

Opinión Por

Resultan aterradoras y alarmantes las recientes declaraciones emitidas por la canciller Claudia Blum ante el consejo de seguridad de la ONU el pasado jueves 22 de abril cuando dijo que: “debe considerarse la existencia de disidencias de Farc como un incumplimiento de la antigua guerrilla, convertida ahora en partido político”.

Esa afirmación demuestra el desconocimiento que tiene la Sra. ministra de las normas de la diplomacia y en especial sobre la legislación internacional que regula los acuerdos de paz  estoy de acuerdo con el exnegociador Humberto de la Calle en el sentido de que dichas declaraciones son una negación a los acuerdos de paz, y un desconocimiento de los esfuerzos que se han venido realizando en la implementación de los acuerdos por las partes, y en particular por los reinsertados. Me pregunto qué dirán los países que han venido apoyando todo el proceso desde su negociación hasta su consolidación.

En todos los estados donde han existido procesos de negociación para la consecución de unos acuerdos de paz, es normal que existan disidencias, pero  ese es el reto del estado para traerlas a la legalidad y a la vida civil, o por el contrario, tomar el control por la vía militar para someter a los insurrectos sin olvidar que la paz  es un conjunto de acciones integrales no solamente militares sino también de reformas junto con  la participación política incluyente de los nuevos partidos.

Lo que resulta interesante es que hasta el sr. Emilio Archila consejero presidencial para la paz  se mostró en contravía con la ministra Blum al afirmar que: “las disidencias deben responder individualmente por sus actos y que no son una responsabilidad del partido comunes”. ¿Al menos una persona sensata?

Lo preocupante es que además de que no tenemos política exterior porque el mundo para nuestro gobierno se convirtió en la pelea constante con los vecinos venezolanos, la cancillería es inexistente, cada vez sus pasos son más torpes y sus osos internacionales son tan fuera de serie que ganamos el campeonato de los ineptos, pues la diplomacia ha dejado de ser la herramienta principal de nuestra política exterior para concentrarnos en una política ni siquiera de pueblo y si muy caciquista.

Lo más grave es que aparentemente el presidente duque salió a respaldar las declaraciones de su ministra. ¿Qué respeto va a generar nuestro país en la esfera internacional con semejante declaraciones, sin mencionar las otras acciones equivocadas que ha venido teniendo? Ya ni banana republic somos, pues al menos en esa condición podría ser comprensible las actuaciones de la jefe de la diplomacia. ¿Será que hemos retrocedido a la edad de piedra en la que no conocemos ni la palabra diplomacia y mucho menos la importancia de lo que significa un ministerio de relaciones exteriores?

Ex-diplomática. Abogada, con una Maestría en Análisis Económicos y en Problemas Políticos de las Relaciones Internacionales Contemporáneas, y una Maestría en Derecho Comunitario de la Unión Europea. Autora del Libro, Justicia transicional: del laberinto a la esperanza.