Estoy de acuerdo con el excanciller Julio Londoño cuando titula su artículo publicado en la revista Semana el 28 de mayo “¿Fueron los grupos armados más hábiles en política internacional?”, y en mi opinión considero que sí lo fueron.
La falta de visión que tuvieron algunos gobiernos en el manejo de las relaciones exteriores y en particular la torpeza del actual, nos está pasando factura.
La visión internacional de Colombia en el mundo ha cambiado negativamente debido a la falta de una política exterior, al debilitamiento del Ministerio de Relaciones Exteriores y a la sordera de los altos funcionarios y del Jefe de Estado que no quieren escuchar a la comunidad internacional ni a la sociedad civil.
Entre estos errores está el nombramiento del nuevo Alto Comisionado para la Paz Juan Camilo Restrepo Gómez, una persona que según versiones de prensa se opuso al acuerdo de paz y no cree en él. Y como este alto funcionarios hay otros en las mismas condiciones, por lo que se debilita aún más la confianza y la credibilidad en el gobierno Duque que no es congruente entre lo que dice y lo que hace y en la institucionalidad.
Para prueba, un botón: vicepresidente y canciller Ramírez lanzó mensajes contradictorios a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos -CIDH- en relación con su venida al país para conocer y verificar de los casos de violación a los Derechos Humanos dejando en el ambiente un aire parecido al que han tenido países dictatoriales como Venezuela y Nicaragua.
Lo que más sorprende es que con su experiencia y conocimientos diga que la CIDH debe juzgar a los vándalos, cuando es el Estado el que tiene la representación legal a nivel internacional y el dominio de la fuerza, así como la obligación de garantizar el orden público, las protestas pacíficas.
Con enfoques y torpezas de esa naturaleza por parte del gobierno, lo único que están haciendo es lograr que puedan sancionar a Colombia internacionalmente por violación a los derechos humanos como ya ocurrió en su oportunidad bajo el Gobierno del entonces presidente Samper, y por incumplimiento a los acuerdos de paz, lo que sería otra cereza en el pastel.
La arrogancia no les deja ver a los dirigentes actuales que deben liderar una unión y un dialogo nacional con todos los que piensan distinto para llegar a acuerdos fundamentales, e implementar la normatividad constitucional frente al tema de orden público sin violar los derechos humanos, pues la violencia solo trae más violencia, odios y resentimientos y de eso ya tenemos mucho, como para echarle más leña a la hoguera.
El ex canciller Londoño tiene razón cuando pregunta si los grupos armados son más hábiles en ejercer la diplomacia, pues están logrando sus objetivos, haciendo que se pierda la perspectiva de los hechos violentos ejecutados por ellos contra la policía, los bienes públicos y la ciudadanía en general bloqueando la movilidad y tomando para sí funciones de Estado, con lo que se evidencia que la debilidad en la que el actual gobierno ha puesto al Estado es enorme.
Si el gobierno sigue en la tónica de continuar señalando culpables sin asumir su responsabilidad histórica solo conseguirá convertir a Colombia a una segunda Venezuela, pues no puede desconocer que las reclamaciones de la ciudadanía son válidas.