Muchos en Colombia le atribuyen que los grandes males que hoy tiene el país es la corrupción y el narcotráfico, pero desconocen un tercer elemento tal vez más relevante y es la pobreza que, en miles de casos se convierte en miseria.
Sin duda es aterrador ver las circunstancias en que viven millones de colombianos no sólo en la periferia y en las regiones más apartadas del país, sino que pobreza y miseria existen también en Bogotá, que es la urbe más importante del país donde se tendría la sensación de que la gente vive en buenas condiciones, pero desafortunadamente no es así.
Situaciones externas agudizaron el panorama, la pandemia dejó enormes afectaciones al aparato productivo y a la empleabilidad nacional y hasta ahora estamos empezando a recuperarnos gradualmente de esos devastadores efectos que ha dejado en todas las naciones el covid-19. De por sí Colombia antes del virus, era ya uno de los países más desiguales de América Latina, superado sólo por Haití y es también el tercero con mayores niveles de desigualdad entre los países que hacen parte de la Organización Para el Desarrollo Económico (OCDE).
Y es que el más reciente informe entregado por la OCDE raja a Colombia en materia económica, el panorama presentado por el organismo internacional trae un panorama nada alentador.
En su informe, por ejemplo, la OCDE señala que los compatriotas más pobres perdieron cerca del 30% de sus ingresos durante la pandemia e indica textualmente que “solo el 5% de los colombianos paga renta, los beneficios del IVA solo favorecen a las personas con más comodidad de recursos y lo peor de todo, es que en nuestro país la pobreza es heredada hasta por once generaciones”, es decir que muchos miles de colombianos nacen y mueren pobres, un panorama bastante trágico que tenemos que cambiarlo de manera urgente.
La radiografía es muy desesperanzadora si tenemos en cuenta también otros datos adicionales del informe, como el que indica que, sólo el 15% de los más pobres reciben subsidios o algún beneficio del gobierno, mientras que el 85% restante no tiene esa cobertura, condenándolos a un ciclo de pobreza y miseria muy difícil de superar en el corto y mediano plazo. La OCDE también indica que la mayoría de colombianos no alcanzan a recibir ni siquiera un salario mínimo, las fuentes de empleo no son las mejores porque la competencia empresarial es demasiado baja y las condiciones para crear empresa son muy complejas, a esto hay que agregarle que la mitad de la población en edad adulta no logrará recibir su mesada pensional. Es decir, como se dice en el argot popular ¡estamos jodidos!
Aquí lo que hay que hacer para salir de ese circulo nefasto de pobreza y miseria es un gobierno progresista y de avanzada, que esta por llegar a la Casa de Nariño, empezar a combatir a los corruptos de frente y con leyes contundentes para erradicar ese flagelo tan delicado que afecta a los colombianos, si logramos arrebatarle esos $50 billones de pesos que los corruptos año tras año se roban, lograremos un país más justo, más equitativo, con mejores oportunidades para el que hoy vive en precarias circunstancias sociales.
No es posible que nuestros jóvenes en todas las regiones colombianas y que tienen todas las capacidades, hoy no puedan acceder a la educación superior por falta de recursos, eso es ilógico, es triste y es reprochable, que en momentos en que el mundo avanza a pasos agigantados en Colombia se le cierren las puertas de acceder a la universidad a nuestros jóvenes, es que en la educación y en el saber está el futuro de las naciones, pero aquí nos han condenado año tras año a que una pequeña élite social es la que se quede con todo y que entonces los colombianos menos favorecidos no pueden acceder a nada, esa visión de exclusión y privilegios tiene que acabarse en Colombia.
Por eso, necesitamos llevar a la presidencia a una persona como Gustavo Petro, que tiene en la cabeza al país, que sabe lo que quiere, que tiene claro que el camino aquí debe ser la educación, combatir la pobreza, la corrupción y el narcotráfico, esos males tan grandes que hoy no nos permiten avanzar, de lograrlo, sin duda vamos a empezar a vivir sabroso como lo dice Francia Márquez.