Marginalidad y estigmatización promovidas desde el centro

Opinión Por

Frente al tema tan importante de las 16 Circunscripciones Especiales de Paz, tengo muchas inquietudes que quiero precisar a raíz de lo sucedido en la Plenaria del Senado frente a esta reforma constitucional que por demás es transitoria, por sólo dos períodos y no para siempre, si es la preocupación de muchos.

Cómo es posible que para elegir a los congresistas, Representantes y Senadores de los partidos que tienen hoy juego en la política colombiana, que estás 16 zonas sean útiles sólo en temporada electoral para garantizarle a ellos su permanencia en este recinto y que ahora esas zonas, no son buenas para elegir a los indígenas a los campesinos a los afrodescendientes y a las víctimas.

Yo sí quiero que quienes se oponen a estos derechos de todos, me expliquen por qué la condición de indígena, de afro y de campesino no es una causa suficiente, lo mismo que pertenecer a unas regiones marginales en nuestro país para garantizarles un espacio en el Congreso.

¿Por qué los campesinos, afros, indígenas y víctimas de Cauca, Nariño, Arauca, Valle del Cauca, Antioquia, Norte de Santander, Caquetá, Chocó, Meta, Bolívar, Putumayo, Cesar, Córdoba, Sucre, Tolima y La Guajira, no pueden tener curules para que representen a su gente?

Colombianos que históricamente han sido condenados a vivir en medio de la violencia, en la pobreza, en la exclusión y en la marginalidad. ¿Por qué no pueden ellos tener curules en el Congreso? ¡Que alguien me explique eso!

¿O es que el Putumayo, el Caquetá, Nariño, el Catatumbo, el Urabá, el Pacífico es un mar de coca, allá solamente hay armas, como lo afirman el Centro Democrático, Cambio Radical y algunos sectores conservadores?

Por qué estás regiones que históricamente han sido marginadas y atrasadas del desarrollo social, de educación, de salud, de oportunidades de trabajo, por qué tenemos que seguirlas condenando al olvido y a no tener representación legítima y social. No seamos tan mezquinos con estos compatriotas que tanto han sufrido.

Hay comunidades con cohesión social tan fuerte como los AWÁ en el departamento de Nariño, en el Pacífico colombiano, que son tan fuertes que tienen organización propia en salud, en educación, tienen colegios bilingües, un ejemplo para cualquier región de Colombia.

Existen líderes sociales e indígenas tan importantes como Hernando Chindoy, reconocido por el COP 21 de París como el hombre que junto a su comunidad Inga de Aponte fueron capaces de sustituir los cultivos ilícitos por lícitos, donde medios nacionales de televisión como Los Informantes le dedicaron la mitad de su programa para enaltecer a esta importante comunidad indígena, entonces ¿por qué un señor como Hernando Chindoy no puede venir a representar a su gente en el Congreso?

También otros ejemplos de liderazgo como el Movimiento social de El Patía, que promovió a nivel internacional el Segundo Laboratorio de Paz de la Unión Europea, un movimiento que agrupaba a la gente de la cordillera, del sur del Cauca y del pacífico caucano y nariñense y que muchos de ellos han sido asesinados por grupos armados ilegales por liderar procesos sociales de reivindicación. ¿Por qué ellos no pueden tener curules?

Entonces no seamos tan mezquinos y tan ruines. No puede ser que por cálculos políticos y electorales con miras al proceso del 2018 o por posiciones ideológicas, dejemos por fuera a 16 regiones que han puesto sangre y miles de muertos.

¿Por qué estás regiones sí son buenas para elegir y ahora sean malas para que tengan su propia representación?

¡No más mezquindad!, ¡no más exclusión!, necesitamos que la otra Colombia sea incluida en las grandes decisiones del país.