En estos días de campaña política, los candidatos al Congreso que se cuentan por miles, saldrán por el voto de las personas buscando al menos el reconocimiento de su nombre, partido y letra. La estrategia publicitaria será variada, incluso algo irritante a la vista, pero también será costosa, y muy seguramente llevará a menos de la mitad de sufragantes a las urnas.
Pero es en esos detalles donde debemos empezar a exigirle a los candidatos. Al que empapela las ciudades pegando en postes, paredes, encima de cabinas telefónicas, y puentes, y dejando esa imagen por meses y a veces por años. También cabe exigirle al que invade el espacio público, coloca publicidad en parques, atraviesa vehículos en los barrios para sus caravanas, o invade las calles para hacer eventos (a menos que tengan autorización de la autoridad local, cosa que casi nunca pasa).
Lo interesante es que todos aquellos que violan alguna norma haciendo algún tipo de publicidad no permitida, pretenden ser los legisladores, los que hacen y deberían dar ejemplo de esas mismas normas.
Muchos de ellos tienen un slogan que nada tiene que ver con su forma de hacer campaña, al menos en el manejo del material publicitario, se hacen llamar “renovación”, hablan de la “defensa de lo público”, de la importancia del respecto “a la autoridad” o invocan la “seguridad”.
Es interesante como llegan a la plaza pública con un mensaje de transformar política, de pedir un espacio para gente nueva, pero se rodean de dinosaurios publicitarios, de gente que cree que lo más efectivo es ponerse pegar stickers por cada rincón del espacio público de su ciudad, en un ejercicio de desperdicio sin control.
Ahora tengo que aclarar que no intento decir que todo tipo de publicidad impresa es ilegal, o inadecuada, de hecho un buen ejercicio de material impreso puede ser efectivo de acuerdo al público, método y lugar de la ciudad donde se realice, pero también intento decir que hoy las grandes marcas, usan miles de formas más “innovadoras” para comunicar, BTL, vehículos, totems, pancartas, y para quienes tengan el dinero vallas publicitarias.
Tampoco intento decir que todo se debe ir a las redes sociales, que si bien juegan un papel cada vez más esencial y poseen herramientas sumamente desaprovechadas hoy, no reemplazan el trabajo uno a uno en las calles, ni la efectividad del trabajo offline.
Por eso el llamado es sencillo: debemos exigir a los candidatos no sólo formas de comunicación que cumplan las normas, sino además que tengan un mínimo de respeto por el ambiente, además otro mínimo de creatividad. Un solo aspecto de tantas otras cosas por pedirles y vigilar.
