Desde que asumió funciones presidenciales el pasado siete de agosto, a Iván Duque se le ha visto improvisando decisiones en diversos campos y eso sí que ha traído graves repercusiones para el país.
Lo que empezó con tantas expectativas por su dinamismo y frescura política ha ido desvaneciendo con el pasar de los días ante los múltiples problemas nacionales que el mandatario parece no tener margen de maniobra para resolver, es como si estuviera atado y no pudiera avanzar en las grandes decisiones.
En diversos campos, se le ha visto débil al Presidente de la República, en materia de seguridad, por ejemplo, el Ejército de Liberación Nacional ELN, a comienzos de este año en uno de los actos más crueles y despiadados, activo un carro bomba en la Escuela de Cadetes General Santander, con un saldo trágico de 21 jóvenes asesinados, el país recordó episodios tristes del pasado, el desafío de esa guerrilla por la vía militar no debió ser la salida, ante todo debe primar el diálogo, pero hoy, ese diálogo con la que es actualmente la principal guerrilla está paralizado.
Los Grupos Armados Organizados –GAO- siguen creciendo y algunas de las disidencias de las FARC siguen generando violencia en apartadas regiones del país y ni qué decir de otras organizaciones ilegales como el Clan del Golfo, los Pelusos y otras tantas que se disputan el control territorial de las rutas del narcotráfico, sin que el Gobierno pueda reaccionar con contundencia.
La inseguridad ciudadana es el pan de cada día en las grandes urbes y en las ciudades intermedias donde los delincuentes siguen haciendo de las suyas sin que haya un muro de contención efectivo por parte de las autoridades que logren contener el acecho permanente de los antisociales hacia los ciudadanos de bien.
En materia de drogas, recientemente el Presidente norteamericano Donald Trump, reconoció que desde que Duque asumió el poder entra más cocaína a los Estados Unidos, la luna de miel con el Tío Sam quedó fracturada por cuenta de esas declaraciones.
En el campo internacional y en las relaciones exteriores ha fracasado la política colombiana también, a Duque parece interesarle más Venezuela que resolver los problemas internos de nuestro país, tiene como prioridad avanzar en su famoso “cerco diplomático” que producir diálogos efectivos con la comunidad internacional, la tan sonada ayuda humanitaria que pretendía ser llevada al vecino país liderada por el Presidente de Colombia el pasado 23 de febrero fue un completo fracaso, tanto así, que organismos serios como la Cruz Roja Internacional no atendieron el pedido de mediar por considerar que eran decisiones que sólo buscaban un fin político.
Colombia, se salió de UNASUR y ahora busca por todos los medios crear otra organización multilateral de la región llamada PROSUR, para aislar a la dictadura venezolana de sus vecinos y de otras naciones con las que comparte esta área del hemisferio sur. También hubo fricción con la diplomacia rusa, que consideró una intromisión de Colombia en los asuntos internos de otro país, en fin, son muchos los inconvenientes en materia internacional del actual Gobierno.
Ahora bien, sí miramos las relaciones políticas con el Congreso no despegan, escasamente a cuenta gotas han podido sacar adelante grandes iniciativas para el país como la Ley de Financiamiento que no es otra cosa que una reforma tributaria que pasó raspando, pero que no alcanzó lo inicialmente presupuestado en el recaudo de $14 billones, escasamente se producirá un recaudo de la mitad, el Presupuesto General de la Nación también tuvo tropiezos y el actual Plan Nacional de Desarrollo fue salvado de hundirse en su primer debate por falta de quorum.
Otras salidas en falso como objetar la ley estatutaria que reglamenta la Jurisdicción Especial de Paz JEP, también le salió mal al Gobierno, ahora la mayoría de partidos hemos dicho que NO aprobaremos tales objeciones, primero porque son acuerdos incluidos en la Constitución Nacional con un blindaje jurídico a doce años y porque avalar esas objeciones sería hacer trizas los acuerdos de Paz con las FARC.
Finalmente, la parálisis y el bloqueo de las comunidades indígenas y campesinas del sur del país que duro casi un mes, dejó enormes afectaciones sociales y económicas en departamentos como Nariño, Cauca, Valle, Huila, y Putumayo, siendo los sectores productivos los más afectados y que hoy esperan soluciones de fondo y una compensación del Gobierno para mitigar sus pérdidas.
Presidente Iván Duque, todavía está a tiempo de reaccionar, es hora que se desligue de algunos sectores radicales de su propio partido y empiece a ejercer funciones reales, ya no siga preso de esas fracciones políticas y ¡actué!