Causa tristeza y extrañeza que debido a la falta de cohesión social, de compromiso e identidad con la problemática nacional, nosotros como nación no sepamos qué es lo fundamental para el país y para el bien común de todos los colombianos.
Los medios de comunicación se han concentrado en la detención preventiva del expresidente Uribe como si fuera la noticia más importante de Colombia, y nos olvidamos que él es un colombiano más, y que su caso le corresponde a la justicia definirlo. Lo más trascendental para construir Estado y nación es parar las masacres a los jóvenes, a los niños, a los líderes sociales, a los reinsertados, acabar con el abandono del Estado en los territorios, combatir la criminalidad, terminar con la muerte de niños y ancianos por desnutrición, hambre y sed, poner fin a la inequidad social, acabar con la cultura de la guerra, de la corrupción, de los antivalores, frenar el fracking y el descalabro al medio ambiente.
La democracia se desmorona frente a cada colombiano y seguimos sin inmutarnos ante la situación. ¿Qué nos pasa que perdimos el norte? Debemos pensar en la manera de obtener un Estado social de derecho en el pleno sentido de la palabra, con posibilidades de empleo para todos, educación de calidad, servicios de salud dignos, infraestructura en los territorios y más vías de acceso primarias, secundarias y terciarias, en cómo crear partidos confiables que jueguen el rol que les corresponde en beneficio de los colombianos y de la soberanía del país que cumplan con la función de fortalecer la democracia en el ejercicio libre del voto sin comprarlo ni venderlo como si la democracia fuera la feria de los votos.
Debemos pensar en la restructuración de los partidos, en el surgimiento de nuevos líderes que generen confianza y credibilidad. Así mismo urge la reconciliación de la nación, el fortalecimiento del campo para poder garantizar seguridad alimentaria, la paz y el desarrollo.
Criticar y polarizar un país en torno a una persona sobre la cual existen presunciones de varios delitos, es retroceder más en la historia, y volver a la época de la violencia bipartidista. Estamos siendo cavernarios en lugar de posicionarnos en el presente para visualizar y construir el futuro.
Es hora de que cada colombiano haga su aporte en esta reconstrucción, es la hora de dejar de matarnos y de mirarnos como enemigos, cuando somos hermanos. Es hora de parar la violencia, de reconstruir la familia, de respetar y de cuidar a nuestros niños, adolescentes y ancianos.
Es hora de recuperar nuestros ecosistemas, nuestra biodiversidad, es hora de luchar contra el fracking que lo único que traerá es más destrucción, miseria y desastres naturales. Invirtamos en bioeconomia y por primera vez, creemos una nación en la que todos quepamos y vivamos en paz y en desarrollo.
Colombia no es Uribe, Colombia es multiculturalidad, es el conjunto de diversas etnias, clases, credos, ideologías, es riqueza. No perdamos el norte, es la hora de unirnos y de realizar acuerdos pensando en que todos podemos ganar como país y como sociedad.