Lejos de no estar avisados, todo lo que ocurre hoy con el Acuerdo de paz, estaba “cantado”. Nunca he sido detractor de la totalidad del Acuerdo, pero tampoco soy un complaciente observador. Ahora bien, más que crisis, la implementación en este punto pasa por una “prueba de fuego”. Pedir transparencia en el uso de los recursos es solo una parte, y bien cabe poner el ojo en ella.
Pero, la captura de Santrich y la crisis de seguridad en la frontera con Ecuador demuestra varios hechos ya esperados:
- No existe tal impunidad y exguerrilleros intocables: si los desmovilizados comenten delitos después de la firma del Acuerdo, a la Fiscalía no le tiembla la mano en capturarlos, aunque sea la Jurisdicción Especial de paz la que decida si definitivamente pasan por la justicia ordinaria, en casos como el de Santrich, los hechos en investigación tienen al menos una temporalidad clara.
- No es que la DEA nos hizo el favor: recordemos que sin Acuerdo de paz todo lo ocurrido con Santrich habría sido una caricatura, al igual que en el pasado, Estados Unidos pediría en extradición a un miembro de las FARC que al estar en el monte solo podría ser dado de baja (quien sabe cuándo), o capturado luego de perder hombres de la fuerza pública (que son los hijos de los colombianos que no gobiernan) y del uso de una cantidad inmensa de recursos. La DEA colaboró, pero las instituciones colombianas actuaron.
- Si cumple su trámite SÍ sería extraditado: sin Acuerdo de paz extraditar al exguerrillero sería un imposible a menos que se cumpla el punto anterior, el Acuerdo ya preveía que si esto ocurría luego de su firma: el implicado sería extraditado como lo dice el Acto Legislativo de la JEP.
- No se salvarán con teorías conspirativas: la guerrilla dice que los Estados Unidos y la Fiscalía lo inventaron todo, la misma conducta de los extremos políticos que se victimizan constantemente, y descalifican las instituciones, si la Corte Constitucional no falla a mi favor es una vendida, si la Corte Suprema no hace lo que quiero es un cartel, y así infinitamente, es decir, esta diatriba no es solo de exguerrilleros, y ese tipo de argumentos tampoco los harán escapar, instituciones sí hay.
Pero mientras el caso Santrich vuelve a desmentir muchos de los ataques sobre el Acuerdo y su implementación, la muerte de los periodistas en Ecuador deja ver varios vacíos que ya se habían advertido en la implementación:
- Ya se sabía que en la frontera con Ecuador hay grupos armados: en el Gobierno anterior se dio de baja a Raúl Reyes en territorio ecuatoriano, es decir, obviamente se sabía que las FARC tenían control sobre el territorio, y ahora sus disidencias narco también, después de 10 años ¿Quién asume la responsabilidad sobre lo que se debió hacer en esa frontera?
- Todo está unido, tierras, campesinos, y cooperación internacional: no se puede aislar lo que ocurrió con los periodistas sólo como un hecho de seguridad, en otras palabras: existe un gran vacío a falta de una Reforma Agraria en Colombia y eso afecta zonas rurales como las del suroccidente del país, con campesinos y familias dependientes de la coca (entre otros), los grupos armados de esa región prevalecen, coexisten y se fortalecen, dejando la pelea Uribe-Correa producida por la baja de Raúl Reyes, ¿Cómo cooperan los dos Estados para solucionar esto? ¿Y qué hace Colombia con este fenómeno que no es exclusivo de esta región?
- Ecuador no está acostumbrado a la guerra: los ecuatorianos sí están acostumbrados a una frontera insegura, pero no a una guerra de 50 años al estilo colombiano, mientras aquí tuvimos políticos, periodistas, policías etc, secuestrados por más de 10 años, en Ecuador estos hechos no son de poca monta, y eso genera tensión política en su país, lo que haga el gobierno ecuatoriano en la frontera bajo la presión de la opinión pública de ese país, también definirá lo que pase con la implementación de acuerdo en esa región.
Como lo han dicho muchos candidatos, la paz no llega con el Acuerdo, llega aprovechando lo que deja este Acuerdo, y esa tarea hasta ahora empieza.