La globalización tiene sus ventajas pero también tiene sus desventajas, dependiendo de los vientos que soplen y de la dirección que tomen, dado que sus efectos son sincronizados y ningún país escapa a sus mega-tendencias, que se transmiten a través de los vasos comunicantes del comercio y el capital financiero. Edward F. Stuart, profesor emérito de economía de la Universidad de Illinois, llama la atención sobre el hecho cierto que “las guerras comerciales en 1930 empeoraron la Gran depresión. Podría ahora hacer lo mismo”.
Más de 1.100 economistas, incluidos ganadores del Premio Nobel (entre ellos Richard Thaler, Nobel 2017) y ex asesores presidenciales (como Gregory Mankiw, ex asesor económico titular del Presidente George W Bush), firmaron una Carta abierta dirigida al Presidente Donald Trump y al Congreso Federal de los EEUU, a propósito de su absurda política proteccionista y la guerra comercial declarada al resto del mundo. La misma trae a colación apartes de la que en su momento previno y pronosticó las consecuencias que se derivarían de las medidas proteccionistas tomadas por los EEUU, las cuales precipitaron a la economía mundial en la Gran depresión conocida como la Crisis de 1929, la cual se prolongó durante la década de los años 30 del siglo XX.
En esta misiva, coordinada por National Taxpayers Union (NTU), con sede en Washington, se les advierte “el Congreso no tomó el consejo de los economistas en 1930 y los estadounidenses en todo el país pagaron el precio…Mucho ha cambiado desde 1930, por ejemplo el comercio ahora es significativamente más importante para nuestra economía, pero los principios fundamentales como se aplicaban en ese momento no han cambiado…Estamos convencidos de que un aumento a los impuestos proteccionistas sería un error. Operarían, en general, para aumentar los precios que los consumidores locales tendrían que pagar y afectarían a la gran mayoría de nuestros ciudadanos…Pocas personas podrían esperar obtener ganancias con ese cambio…Los países no pueden comprarnos permanentemente a menos que se les permita vendernos…Una guerra arancelaria no proporciona buen terreno para el crecimiento de la paz mundial”.
La carta original fue enviada hace 88 años para instar a los legisladores estadounidenses a rechazar la Ley de Aranceles Smoot Hawley, pero no encontró eco, como tampoco ahora. La Ley, finalmente, fue aprobada en 1930 y fue un factor clave en una guerra comercial que agudizó la crisis económica mundial. Afortunadamente el Congreso Federal ha empezado a reaccionar, así lo pone de manifiesto el hecho de que el Senado, de mayoría republicana, aprobó, con una votación de 88 votos contra 11, una proposición rechazando la guerra comercial en la que embarcó Trump a los EEUU.
El republicano Bob Corker, Presidente del Comité de Relaciones Exteriores, que la promovió utilizó duros términos a lo que él calificó como “un abuso de la autoridad presidencial” por parte de Trump. Y, refiriéndose a las medidas arbitrarias que ha tomado restringiendo las importaciones, las critica diciendo que “esto no se está imponiendo por razones de seguridad”, como se adujo el Presidente. Por su parte el también Senador republicano por el Estado de Pensilvania, Patrick Joseph Toomey, manifestó que “la administración se equivoca al usar la seguridad nacional como un pretexto para imponer aranceles a nuestros aliados más cercanos. Es el momento de que el Congreso retome su responsabilidad constitucional en el comercio y la votación bipartidista muestre que hay forma de lograrlo”. Y el Presidente del Comité de Finanzas del Senado Orrin Hatch fue más lejos, al aseverar que “si la administración continúa con esta tendencia, equivocada e imprudente, de los aranceles, trabajaré a favor de impulsar una legislación comercial para frenar la autoridad comercial del Presidente”.
Es decir, que el Congreso Federal ha visto la necesidad de volver por sus fueros ante la inminencia de un mal mayor para los EEUU por cuenta de los desafueros del magnate empresarial que funge como Presidente de la superpotencia del Norte. Y ello antes que sea demasiado tarde, pues, como lo advierte el Presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan, también republicano, “nos arriesgamos a que los productos estadounidenses queden excluidos de nuevos mercados, los empleos se trasladen al extranjero y disminuya la influencia estadounidense”. Y, refiriéndose a los tratados comerciales, ignorados por Trump, afirma que, “como le dirán nuestros generales, estos acuerdos son tan importantes para nuestra seguridad nacional como lo son para nuestra economía”. “Las nuevas tarifas no son la solución”, dijo Ryan durante un discurso en el Club Económico de Washington. Es más, “los nuevos aranceles del presidente Donald Trump no son la respuesta a los problemas del comercio mundial y arriesgan el papel de liderazgo de EEUU en el comercio mundial”, advirtió.
Es memorable la frase del estadista británico Sir Winston Churchill en el sentido que “E.E.U.U. hace invariablemente lo correcto, después de haber agotado el resto de alternativas” y eso sigue siendo cierto. Y para rematar, el Presidente Trump, como los borbones, ni olvida ni aprende!