O Humberto Fajardo. Eso nombres, de un candidato que no existe, serían la esperanza de millones de colombianos que no queremos resignarnos a ver una elección presidencial disputada entre el candidato de Uribe y Petro, en la que con seguridad la victoria sería para la extrema derecha por el miedo que genera el fantasma del castrohavismo.
Los resultados de las consultas del domingo pasado así lo indican. La coalición de la derecha fue la ganadora con 5.96 millones de votos, mientras que la consulta de la izquierda quedó muy atrás con 3.36 millones. En el evento, muy probable, que esos dos candidatos pasaran a la segunda vuelta, el resultado sería idéntico y Colombia volvería a tener un gobierno de extrema derecha.
Pero no es un resultado inevitable. En las mismas elecciones hubo 8 millones de votos no comprometidos con ninguno de esos dos candidatos. El problema es que esos votos están divididos entre Fajardo, De la Calle y Vargas Lleras, cada uno de ellos con menos votos que Petro, de manera que por separado tienen muy poca probabilidad de pasar a la segunda vuelta.
El único camino para evitar que regresemos al pasado es lograr consolidar una única candidatura del centro progresista, uniendo las campañas de Humberto de la Calle y Sergio Fajardo. Así lo expresó con toda claridad el profesor Mockus en uno de sus gestos cargados de simbolismo, cuando se arrodilló ante las cámaras de televisión para pedirles a Huberto y a Sergio que se unieran.
Hay un verdadero clamor ciudadano en los medios y en las redes sociales, pidiendo la unión de los candidatos del centro progresista. Los jóvenes promueven peticiones en internet, comparten videos, y convocan a manifestaciones públicas. Los académicos e intelectuales se pronuncian en cartas abiertas, y hasta los congresistas de la Coalición Colombia piden el diálogo entre los candidatos.
Varias de las voces que piden la unión quieren que se haga también con Petro, con quien hay algunas afinidades sobe todo en lo que se refiere a la defensa del Acuerdo de Paz. Pero siendo realistas esa opción es perdedora. Lo paradójico de la situación actual es que Humberto y Sergio no tienen los votos suficientes para llegar solos a la segunda vuelta, pero si logran unirse tienen una alta probabilidad de ganar las elecciones. Por el contrario, Petro si tiene los votos para pasar a la segunda vuelta, pero allí sería derrotado por una mayoría abrumadora que votaría por miedo.
Hay un complejo debate jurídico sobre la imposibilidad de presentar una candidatura unificada. De acuerdo a la normatividad electoral De la Calle no puede renunciar a su candidatura, pues fue elegido en una consulta popular, o si lo hace tendría que reembolsar el costo de esa consulta. Fajardo si podría renunciar sin ninguna penalidad económica, pero con un gran costo político.
La salida es una nueva consulta ciudadana, que no tiene que ser organizada ni pagada por la Registraduría, y que inclusive puede ser por Internet. El tarjetón de la consulta liberal, era para elegir un candidato “para que participe en una consulta interpartidista que elija candidato único en coalición”, o sea que De la Calle está habilitado para participar en este mecanismo.
Hay que actuar con mucha rapidez, pues queda muy poco tiempo para no frustrar las esperanzas de los millones que queremos un futuro diferente para nuestro país.