Las elecciones al Congreso de la República del próximo 11 de marzo, es uno de los hechos democráticos más importantes del presente año, pues serán los colombianos quienes tienen la decisión en sus manos y el poder de elegir a hombres y mujeres para que los representemos en el legislativo.
Según la Registraduría Nacional un total de 36 millones 25 mil 318 ciudadanos están aptos para votar en la fiesta democrática del domingo. Los mismos datos del organismo electoral dan cuenta que los ciudadanos podrán elegir entre 2.737 candidatos al Congreso: 944 aspirantes al Senado de la República y 1.793 a la Cámara de Representantes.
Dentro de esa gran baraja electoral y ese gran abanico de candidatos, hemos puesto a consideración del pueblo colombiano nuestro nombre para seguir legislando por las causas sociales, para avanzar en los temas de defensa del agro, dignificar la labor de nuestros campesinos, reivindicar los derechos de nuestros indígenas, afros, mujeres, para continuar defendiendo el medio ambiente, los derechos de los animales, para seguir buscando precios justos en los combustibles, en fin, para buscar que Colombia sea un país más equitativo donde sus ciudadanos tengan mejores condiciones de vida.
En segundo lugar, porque en tiempos donde el país pierde la confianza en sus instituciones y cuando la corrupción es el pan de cada día que desprestigia cualquier institucionalidad, se hace necesario que gente decente, honesta y transparente llegue a contener estos fenómenos que sin duda le hacen mucho daño al país. Elegir a verdaderos voceros que tengan compromiso ciudadano y que combatan estos flagelos es responsabilidad exclusiva de los electores, de los votantes.
La inseguridad y la corrupción son los grandes fenómenos sociales que desafortunadamente siguen en aumento, combatirlos depende de todos nosotros, frente a esto no podemos quedarnos cruzados de brazos.
Se requiere el concurso de todos para afrontar los grandes males que aquejan a la sociedad de forma directa e indirecta. Combatir la inseguridad no es fácil, pero tampoco imposible, tenemos que rodear a las autoridades y a las instituciones, también necesitamos leyes más fuertes contra los corruptos, endurecer penas para quienes se roban los dineros públicos, las puertas de la democracia y de las instituciones deben estar cerradas para esas personas.
El primer filtro para que eso no se dé, está en las urnas, de usted amigo y amiga depende elegir a personas honestas, con trayectorias y hojas de vida impecables, los corruptos no llegan a legislar sino a hacer sus negociados y a buscar el lucro individual.
Por consiguiente, el próximo Congreso de la República tiene por delante grandes retos en el corto, mediano y largo plazo. Este será el Congreso de la consolidación de la Paz, donde los programas del posconflicto se cristalicen sobre todo en las regiones marginales y en donde más duro afectó el conflicto con las FARC.
La economía debe ser otra prioridad en la agenda pública, se deben diseñar planes de generación de empleo, incentivos a la industria, beneficios fiscales a las empresas que contraten nueva fuerza laboral, y una serie de normativas que permitan la generación de ingresos, lo que traduce una mejor calidad de vida.
Debemos legislar en temas de salud, esa es otra de las grandes prioridades que hoy tiene nuestro país, los ciudadanos se quejan por la deficiente prestación de servicios, los paseos de la muerte desafortunadamente siguen, por ende se necesita que haya un servicio de salud integral, donde los usuarios sean atendidos de forma óptima y eficiente.
La educación de calidad y un acceso más expedito para que los egresados del bachillerato sobre todo de estratos 1 y 2 puedan garantizar educación universitaria será otro gran reto, en la educación está el futuro y debemos brindar este derecho esencial a nuestros jóvenes.
En fin, son muchos los temas en todos los frentes y tenemos esa gran responsabilidad con el país, depende de los colombianos el saber elegir, escoger a sus voceros en el Congreso es vital para fortalecer la democracia.
Esperamos llegar nuevamente al Senado de la República para seguir representando a los colombianos como debe ser, con trabajo visible, con responsabilidad, compromiso y sobre todo con una trayectoria pública sin escándalos de ninguna índole y con la garantía de un amigo que estará a su disposición.
Con todo respeto les sugiero que consideren nuestro nombre, marcando la L del Partido Liberal y el número 20 (L20) en el tarjetón al Senado.