En todo el mundo la crisis del coronavirus está destruyendo empleos. ¿Cómo explicar que en Colombia en marzo el número de desempleados en Colombia hubiera disminuido (Si, ¡disminuido!) en 75.000 personas al pasar de 3.04 a 2.97 millones?. ¿No es contradictorio esto con la tasa de desempleo que en el mismo mes subió de 12.2% a 12.6% con respecto a mes anterior?
La primera reacción de algunos será culpar al DANE y cuestionar la veracidad de las estadísticas oficiales acusándolo de estar tapando la realidad. Respuesta equivocada. Las cifras del DANE si están reflejando el impacto de la crisis, que es mucho mayor y más rápido de lo que se había previsto. Lo que pasa es que hay que mirar todas las cifras.
El galimatías de cifras aparentemente contradictorias tiene una sencilla explicación en dos definiciones de la metodología. Primera, los Desocupados no son todas las personas que están sin trabajo, sino únicamente los que están buscando trabajo y no lo encuentran. Esto quiere decir que si una persona perdió su empleo pero no salió a buscar uno nuevo, no se cuenta como desocupado. El número de desocupados bajó en Colombia porque casi todas las personas que se quedaron si trabajo en marzo –que fueron muchísimas- no salieron a buscar otro.
La segunda, es la definición de Población Económicamente Activa (PEA) que es precisamente el número de personas que está trabajando o buscando trabajo. En Marzo ese número cayó en 1.45 millones, que es la cantidad de personas que dejaron de buscar trabajo, porque se cansaron o porque con la cuarentena no pueden hacerlo.
Por eso la cifra más relevante que hay que mirar es la del número de personas ocupadas, que en Marzo cayó de manera dramática al pasar de 22.0 a 20.53 millones. Esto quiere decir que en solo un mes, o mejor dicho en 10 días desde que se decretó el confinamiento, casi un millón y medio de personas se quedaron sin trabajo.
El DANE solo publica el promedio trimestral de la clasificación de los ocupados, de manera que no es comparable con la cifra mensual, pero si aparece que el 60% de la reducción en el trimestre corresponde a trabajadores independientes, la mayoría informales, y el 25% a obreros y empleados.
Si esta destrucción de empleo fue en dos semanas, y la tendencia se mantiene, los datos de pérdidas de empleo en Abril serán tan apocalípticos como en los Estados Unidos, donde en 6 semanas el número de desempleados aumentó en 30 millones, que representa el 20% de la fuerza laboral de ese país.
Para evitar una enorme destrucción de empleos, que afecta tanto a los independientes como a las empresas, se requiere que la intervención del Estado logre el doble objetivo de proteger el ingreso de los trabajadores y preservar las fuentes de empleo, es decir a las empresas. Así lo ha entendido el gobierno y las medidas tomadas apuntan en esa doble dirección pero son insuficientes y no están utilizando los canales más efectivos.
Insuficientes porque el monto de ayuda a los independientes es muy bajo y no está cubriendo todo el universo de personas afectadas. Inefectivas porque es mucho mejor el subsidio directo a las nóminas como en Europa que los créditos garantizados que no han funcionado bien ni siquiera en Estados Unidos. Pero eso será tema de otra columna.