En la Coalición de la Esperanza avanzamos con el objetivo de lograr un cambio significativo para nuestro país, alejado de los mesianismos que buscan vendernos los extremos como “salvadores” de la patria. La actual crisis que vivimos no se solucionará de la noche a la mañana, mucho menos lo hará una sola persona. Esto sólo se logrará a mediano plazo, teniendo en cuenta diferentes visiones de país, a través de un liderazgo incluyente y colectivo.
Con el propósito de continuar en este extenso trabajo que definirá el candidato a través de una consulta popular en marzo de 2022, presentamos el pasado 9 de junio los cuatro principios programáticos. Explicaré brevemente cada uno en el siguiente orden: i) Recuperar la confianza en la democracia; ii) Poner la economía al servicio de la ciudadanía; iii) Proteger y desarrollar la biodiversidad; y iv) Proteger a la ciudadanía y los territorios desde el ámbito regional.
El primero surge por la creciente desconfianza en las instituciones y en las personas que las representan, por diferentes motivos como la corrupción y el clientelismo. Conscientes de esta grave problemática que pone en peligro nuestra democracia, buscaremos recuperarla por medio del fortalecimiento del sistema electoral colombiano; y paralelamente a través de una reforma estructural a la justicia. De esta manera, los elegidos popularmente no tendrán que pagar con el erario los “favores” de quienes financiaron sus campañas.
En cuanto al segundo, somos conscientes de la alta inequidad y desigualdad que existe en nuestro país. Proponemos una concepción social de economía, política social activa, defensa de la libertad económica, justicia tributaria y una política macro responsable. Un nuevo concepto de democracia económica. No puede continuar el actual modelo en el que la clase media financia al estado y siempre asume el costo de apagar el incendio fiscal en cada reforma tributaria.
En el tercero serán los pilares la economía verde, la protección y regeneración de los ecosistemas y el principio de precaución. El último de especial importancia, por ejemplo, frente a las políticas fracasadas y contra evidentes como la aspersión aérea que tanto daño le hace a la salud y al medio ambiente.
Sobre el último, creemos en la implementación del Acuerdo de Paz y en un nuevo enfoque en la política de drogas. Decenas de vidas y recursos perdidos en una guerra contra las drogas, donde los más beneficiados han sido narcotraficantes y contratistas del sector defensa, demuestran que la prohibición sólo los ha fortalecido; mientras que los campesinos cultivadores y las personas con consumos problemáticos siguen siendo los más afectados. Invitamos a toda la ciudadanía a participar en los foros regionales que estamos organizando semanalmente, cuyo propósito objetivo es escucharlos. Sólo recorriendo el país seremos conscientes de sus realidades y problemáticas para que entre todos logremos soluciones viables e integrales.