Desde el 2015 hasta acá han pasado muchas cosas en materia de lucha antidrogas en Colombia, es cierto que ha habido un incremento de las áreas de hectareaje de cultivo de hoja de coca y se plantea solamente una estrategia fuerte que es fumigar al eslabón más débil de la cadena en nuestro país, ósea a nuestros campesinos de la Colombia profunda y esa es la apuesta de algunos sectores políticos que les gusta hacer sonar los tambores de la violencia, muchos de los cuales se lucran con el negocio de la guerra.
Pero en esa apuesta terca se equivocan, aquí la verdadera apuesta tiene que ser diferente si queremos ganarle la guerra a las drogas, por ejemplo, no hay fortaleza en la interdicción aérea, marítima, de control de áreas, de aeropuertos, es que la coca está saliendo del aeropuerto El Dorado, por Guaymaral y por el aeropuerto de Providencia y de eso no son responsables los campesinos en Colombia.
La responsabilidad del narcotráfico es de las mafias, de los carteles, que se han enquistado en la política y en el poder económico en Colombia. En el tema del narcotráfico están involucrados las élites políticas y económicas del país, para nadie es un secreto que el narcotráfico financió campañas presidenciales, ha comprado gobernaciones y alcaldías en Colombia, no los campesinos.
Ahora, han pasado muchas cosas también en el mundo, el mismo cambio de gobierno en Estados Unidos de Trump a Biden, implica un cambio de tercio en la lucha contra el narcotráfico, especialmente cuando hay afectaciones de medio ambiente y de la salud, no olvidemos que Biden al otro día de la posesión volvió al COP de París, volvió a darle importancia a la lucha contra el calentamiento global y expidieron dos hechos, uno un documento de doce páginas en abril que dice que los Estados Unidos apoyará la lucha contra el narcotráfico siempre y cuando haya respeto al medio ambiente y a los derechos humanos porque aquí hay implicación en afectación a la salud de las comunidades.
Incluso, más reciente; hace unos días la Cámara de Representantes de los Estados Unidos manifestó que no habrá plata para fumigaciones, ni para el ESMAD, pero el tema es que esos pronunciamientos de estado al más alto nivel del país más poderoso del mundo, nos debe poner en un contexto de análisis acá también. No sigamos obtusos, aquí tiene que haber un cambio de tercio o una especie de un manejo integral alternativo, como venía dándose en el gobierno del entonces presidente Santos y que en el gobierno de Duque se destruyeron los instrumentos de la Paz, los PNIS, la sustitución de los cultivos ilícitos, en fin, muchas cosas.
No contentos con hacer trizas la Paz, ahora desde algunas trincheras del partido de gobierno sostienen que los enemigos de la aspersión aérea son los narcotraficantes, eso es una clara estigmatización a quienes planteamos una lucha contra las drogas de manera integral.
Es cierto que se han aumentado las hectáreas de coca, pero no es la única razón el tema de las fumigaciones. Es que luego de la desmovilización de las FARC, de su desarme, hubo una serie de acciones del gobierno encaminadas a acabar con la Paz y uno de esos resultados fue que se volatilizaron muchos miembros de esa guerrilla por inseguridad jurídica, no olvidemos que, el gobierno presentó objeciones a la JEP, entonces hubo una inseguridad jurídica que cundió en los desmovilizados y en los que no se desmovilizaron y entonces ellos volvieron a eso -a delinquir-, multiplicaron por veinte los grupos ilegales en todo el país, los cuales no han podido controlar el Estado ni la fuerza pública que perdieron el control del territorio colombiano, entonces se dedicaron (las disidencias, bandas criminales y grupos armados ilegales) a proteger los cultivos de uso ilícito y el gobierno no ha podido controlar eso, como tampoco han logrado controlar la deforestación en Colombia, fenómeno donde los ganaderos que exportan cantidades de ganado en pie al Asia son los grandes responsables.
Esa falta de controles ha hecho que hoy los cultivos estén avanzando y llegando a las poblaciones, incluso, están llegando ya a las goteras de las ciudades que antiguamente, antes del 2015 ya habían desaparecido y después del proceso de paz se rompieron los instrumentos de sustitución de los cultivos de uso ilícito y dominio del Estado en los territorios y hoy tenemos lo que tenemos en el Pacífico, en Norte de Santander, en el bajo Cauca, en fin, que no solamente son cultivos ilícitos, sino pérdida del territorio total, pérdida del Estado.
Definitivamente en Colombia tenemos que pensar en esa lucha integral en una especie de regulación en la producción, comercio y consumo. Ya no podemos continuar en una guerra pérdida.
Hay una línea frente a eso de organizaciones muy serias a nivel mundial, como la Organización Mundial de la Salud, el Instituto de Lucha contra el Cáncer, académicos, investigadores y muchos más que, dan razones que la fumigación no es la alternativa, que es una guerra pérdida. La fumigación es un placebo, eso no causa ningún efecto, entonces tenemos que buscar una alternativa eficaz.
Esto tarde o temprano tiene que darse, como el símil de hace unos años de una propaganda de una compañía de electrodomésticos que decía “tarde o temprano su radio será un Philips”, entonces tarde o temprano en Colombia y el mundo tenemos que entrar a la regularización de la producción, comercio y consumo de los estupefacientes y de la cocaína, no después de miles y miles de muertos más, de afectaciones a la salud de nuestros países y sobre todo de Colombia que es el único país en el mundo donde se pretende fumigar, de lo contrario seguiremos en una guerra pérdida por los siglos de los siglos.