Esta semana se cumplieron exactamente 34 años de la última vez que el Nuevo Liberalismo celebró un congreso nacional. Era un viernes 18 de noviembre de 1988. El grupo de jóvenes rebeldes liderado por Luis Carlos Galán nunca imaginó que estaba cayendo en una trampa mortal fraguada por la alianza entre políticos, narcotraficantes, paramilitares y miembros de los organismos de seguridad del Estado. Aquella tarde, mi padre cerró así su discurso: “Compañeros: el viaje continúa, con la misma brújula, con el mismo destino, con una nave más grande”.
Pasados 34 años, nos reunimos en el tercer congreso nacional las víctimas sobrevivientes del exterminio, que son también sus fundadores, exparlamentarios, exdiputados, exconcejales, exfuncionarios, junto a las nuevas generaciones, para trazar la línea de continuidad en ese viaje que tiene el mismo destino: sentar las bases de una nueva sociedad colombiana en democracia.
El Nuevo Liberalismo le apuesta hoy a convertirse en una fuerza que transforme la política desde las regiones y que esté centrada en la ciudadana y el ciudadano para resolver los problemas que a diario lo agobian. Una política con sentido ético; la ética del cuidado: el cuidado de la dignidad humana y el cuidado del planeta. El cultivo de nuevos liderazgos transformadores para la política, desde un partido abierto a la incorporación de fuerzas con ideas y principios afines. El Nuevo Liberalismo le apuesta a liderar una nueva fuerza para el centro, inspirada en las ideas galanistas.
Ser galanista no es rendir culto nostálgico a una personalidad o a un apellido, sino a una manera de pensar que busca interpretar a millones de colombianos que quieren una opción distinta a la tenaza binaria impuesta por las extremas. Las ideas galanistas representan una filosofía, una corriente de pensamiento, pero también una emoción y un sentimiento optimista sobre las posibilidades del país.
¡Si! fue emocionante la participación de 300 delegados regionales de todo el país que lanzaron el reto de reivindicar la necesidad de una opción política alejada de estructuras criminales o prácticas clientelistas y corruptas como la compra de votos. Con sentido autocrítico y conscientes de la responsabilidad que tenemos, avizoramos el durísimo reto que significan las próximas elecciones territoriales. En coherencia con los principios galanistas, el partido definió un proceso innovador y transparente para avalar candidatos, que permita garantizar la presentación de aspirantes idóneos, comprometidos, sinceros y capacitados; para asambleas, gobernaciones y concejos municipales. Porque tenemos claro que no seremos traficantes ni meros expendedores de avales como ya es costumbre politiquera en partidos tradicionales que hoy están en el gobierno.
El Nuevo Liberalismo resurge desde los territorios y ciudades, como una fuerza alternativa que, de forma colectiva y democrática, liderará transformaciones estructurales en la forma de hacer política. Reconocemos la diferencia, la biodiversidad, el agua, la inclusión y la participación, como las riquezas más valiosas de nuestro territorio. Un patrimonio que nos debe pertenecer a todos en cada rincón del país. Convocaremos un congreso programático e ideológico para el mes de marzo en Rionegro Antioquia. Una ciudad símbolo de las ideas liberales por la Constitución de 1863 y de las ideas galanistas por el lanzamiento en 1982 de la primera candidatura presidencial del Nuevo Liberalismo. Así nacerá nuestra propuesta para las elecciones regionales y locales.
Queremos construir partido, no porque sea fácil, sino porque entendemos su importancia como institución democrática fundamental. Lo fácil es vivir aferrado al poder, a la repartija de puestos y contratos, de los mismos con las mismas, de que todo cambie para que todo siga igual. Buscamos un partido abierto, garantista y en alianza con todas las fuerzas afines para crear una nueva opción de centro político en Colombia.