Los tiempos están cambiando y por ello todos los movimientos políticos deben comprometerse con la defensa del ambiente, es decir, “la defensa del Mundo” ya que nuestra Madre Tierra, tal como lo reconoce el Acuerdo de París, se encuentra en riesgo debido al calentamiento global que es una consecuencia del subdesarrollo tecnológico mundial ocasionado por la corrupción de las multinacionales, la falta de colaboración entre los estados para la transferencia de tecnologías y los bloqueos en el proceso de globalización de los derechos humanos y ambientales.
Los continuos atentados contra el progreso tecnológico son tácticas de control masivo. Recordemos algunos casos como el de Thomas Alba Edison quien dejó en la ruina absoluta a Nicola Tesla, genio y verdadero autor de nuestra energía moderna; el vergonzoso caso de la Bomba Atómica lanzada por Harry Truman que asesinó a 137.000 japoneses en 8 segundos cuando su investigación decía propender por el avance de las ciencias, ó el sabotaje de Richard Nixon a la exploración espacial, desviando el objetivo de la NASA hacia la investigación militar en balística para vencer en la guerra fría contra Rusia, bloqueando el viaje a Marte que ya estaba previsto para la segunda mitad del siglo XX.
Desde entonces se tiene a la guerra como modelo de desarrollo económico de las élites de grandes empresarios, terratenientes y multinacionales, en alianza con políticos corruptos del mundo, quienes han patrocinado distintas formas de violencia, tales como el paramilitarismo y el terrorismo, para ejecutar sus proyectos ya que la razón, y muchas veces la ley no se lo permiten, ejerciendo así agresiones contra la humanidad, los animales y la naturaleza, bloqueando las nuevas opciones de desarrollo social, integral y ambiental. Donald Trump, el Presidente del retroceso tecnológico, con dolo subvalora las políticas ambientales internacionales para proteger sus negocios, en un terrible desatino de retirar a los Estados Unidos del tratado de París logrando que Nicaragua, Siria, y USA se encuentren de nuevo en la injusticia.
Muy parecido es el caso de Transmilenio, tristemente nos vemos condenados al uso de un sistema de transporte masivo privado arcaico, que gasta miles de millones de pesos en gasolina cuando perfectamente podríamos tener un circuito eléctrico. Ahora calcule Usted el nivel de contaminación en el aire que produce cada bus, sumándole que no se ha querido sancionar el proyecto de ley que hace que miles de vehículos salgan de circulación por no cumplir con los estándares de calidad y seguridad. Seguramente el gobierno de Bogotá no está aportando a que el clima se mantenga en menos de 2ºc antes del año 2023.
Ni hablar del caso del Río Bogotá, uno de los ríos más contaminados en el país que tiene el 50% de las fábricas de agua del mundo. Bogotá es el mayor contaminante del Río Magdalena y a su vez las basuras del país se van a los ríos por la falta de una política seria del manejo del agua y las basuras, así como un subdesarrollo a nivel de tecnología e ingeniería, por ello Bocas de Ceniza en Barranquilla hace del mar Atlántico el botadero nacional de basuras, sucursal del botadero de basuras de “Doña Juana” y de todos los botaderos de basuras de cada municipio del país. Es como para que nos demandara la comisión de ambiente de las Naciones Unidas por negligencia al contaminar el agua que nace en nuestro propio territorio para abastecer a todas las formas de vida. Y así en Colombia empresas multinacionales petroleras y mineras han pasado por encima de las normas ambientales y de los derechos humanos protegidos por empleados del estado corruptos. Nuestra seguridad alimentaria está totalmente comprometida y estamos comprometiendo la del mundo con tanta agua contaminada.
Otro factor altamente contaminante y simplemente destructor de la naturaleza son las multinacionales petroleras y mineras, ante las cuales las comunidades del Tolima, Meta, Caquetá, Antioquia, Cundinamarca, y Cesar han emprendido procesos de organización y defensa de la dignidad de los pueblos y de los territorios de manera autónoma y pacífica, ante los cuales el Ministro de Minas Germán Arce escandalizado y seguramente presionado por las multinacionales, ha anunciado que “demandará a los municipios porque nadie detendrá la locomotora mineroenergética”, lo cual es simplemente anti-constitucional y vergonzoso. ¿Por qué tantos políticos de turno quieren condenar al pueblo colombiano y a nuestra tierra a la miseria?
Es evidente que hay un terrible estancamiento en el avance de los derechos ambientales, las ciencias y la tecnología en las Américas, mientras que otros sectores privilegiados de la sociedad Europea y algunos países de Asia tienen el derecho de tener tecnologías innovadoras y limpias, ya que más del 40% del presupuesto de la Unión europea está dirigido a cumplir con la actualización de sus sistema y por ende Suiza, Luxemburgo, República Checa, Alemania, España, Austria, Suecia, Noruega, junto con Singapur y Australia, lideren la creación e implementación de políticas ambientales y de nuevas tecnologías, teniendo así la mejor calidad de vida por su acceso a los derechos sociales y ambientales normales que todos deberíamos tener.
¿Por qué menos del 1% del presupuesto general de la nación es para la la ciencia y más del 18% para la guerra? ¿Quién hizo ese modelo que no pensó ni siquiera que al invertir en ciencia podría tener resultados para la guerra? ¿Uribe es menos visionario que Nixon? Así la guerra mata también ríos, lagos, nevados, océanos, nubes, y hasta la lluvia, ecosistemas y especies animales totalmente desprotegidos y el derecho al ambiente sano, vulnerado. ¿Hasta cuándo tendremos que ser la despensa de las multinacionales por la complicidad de la extrema derecha?
¡Colombia Despierta! Somos el tercer país en biodiversidad del mundo, estamos obligados a preservar nuestra riqueza natural, nuestro modelo de desarrollo económico tiene que ser amigable con el ambiente. La economía y la ecología son dos caras de una misma moneda. Colombia está ya aprobando el acuerdo de París y por ende es momento de que el posconflicto también se vea reflejado en un gran acuerdo de Paz con la Naturaleza, así como en una gran reforma tributaria sobre la repartición y coservación de la riqueza para el verdadero progreso del País, pues el Acuerdo de París es un compromiso internacional con la Madre Tierra para la mitigación y adaptación del cambio climático, donde los países desarrollados deben trabajar con los países no desarrollados “en la base de los mejores conocimientos científicos disponibles” en comunión con el conocimiento de los Pueblos Originarios para la construcción de Justicia Climática .
Solo nos queda una opción: es el momento de una gran revolución social y espiritual para lograr la globalización de los derechos humanos y ambientales. Por ello hagamos un llamado al estado, así como a todos los movimientos sociales y políticos del mundo, para que enfocados en la construcción y aplicación de un nuevo modelo de desarrollo económico basado en la investigación y aplicación de las tecnologías de energía limpia podamos juntos propender por la salvaguarda del agua, la semilla y todas las formas de vida. Nosotros podemos aportar a la mitigación de cambio climático desde la creación de nuevas apuestas políticas como lo hemos hecho con el Liberalismo Creativo y el Liberalismo Ambiental, pero lograremos mucho más si todos los partidos políticos y movimientos sociales y ambientales del país nos unimos para crear un país más justo y transparente como el agua que debemos defender.
Frente a la noticia de que solo tenemos cinco años de reserva de petróleo, es urgente que el país inicie un debate serio entre los sectores público y privado sobre la transmisión de nuevas tecnologías, y por ende de la creación de una gran estructura institucional nacional para su implementación. ¿Qué tal les suenan estos nombres: “Ministerio de Ciencia y Desarrollo Sostenible, Secretaría de las Ciencias, Centro de Investigación Científica para Universidades Públicas y Privadas, todo es posible con voluntad política en el marco de la lucha contra la corrupción. La relación entre economía, política y ley es fundamental para que exista equilibrio social y ambiental y los países que tienen tecnología limpia ya están demostrando que es preferible cambiar de paradigmas que cambiar de planeta.