Hace unos días Fabricato anunció la suspensión de su actividad de producción textil, por quince días, a partir del sábado 26 de agosto, debido a los bajos resultados de producción y ventas, situación que prendió la alarmas en torno a la entrada en crisis de algunos sectores de la industria en el país, lo cual refleja un estado no muy favorable para la economía Colombiana en general.
Ahora bien, aunque Carlos Alberto de Jesús – Presidente de la Fabricato- aseguró que la medida no compromete la salud financiera de la compañía, si deja ver que la industria textil no atraviesa por uno de sus mejores momentos; muestra de ello es que varios confeccionistas colombianos se han declarado en quiebra y que otros han acudido a medidas de reducción de personal, como es el caso de Arturo Calle que ha dejado de contratar cerca del mil empleados para temporadas altas.
Al indagar por las razones de la crisis del sector de las confecciones, mientras el Gobierno argumenta que es un asunto generalizado en toda Latinoamérica, los empresarios de la industria de las confecciones aseguran que se debe en buena medida a la disminución de los aranceles mixtos a las importaciones y al aumento en el flujo del contrabando hacia Colombia. Aunado a lo anterior, creemos que la crisis de la industria de la confección colombiana está ligada también a una cultura de inclinada hacia los productos importados, cuya demanda se acrecienta en la medida que elevamos los mismos niveles de consumo y cuando el mercado dispone de los mecanismos de acceso a mercancías producidas a bajos costos, poniendo en desventaja la producción nacional.
Todo lo anterior supone compromisos en tres niveles: en el nivel de Gobierno, a realizar los ajustes económicos para estimular la producción nacional e incentivar las exportaciones; en el nivel del empresariado de la industria textil y de las confecciones, a ser más innovador y competitivo en un escenario de posibilidades adversas; y finalmente, en el nivel de la sociedad, a darse cuenta de la importancia de comprar lo hecho en Colombia.
Es importante que la sociedad en general sepa que al comprar lo hecho en Colombia: 1. Se reactiva un importante espacio de la economía nacional que depende del sector textil y de la confección, 2. Se combate de manera efectiva el contrabando, 3. Se apoya nuestra tradición textilera y de confecciones que hace parte de la cultura ancestral colombiana, 4. Se contribuye a que la calidad de la producción textil colombiana siga siendo reconocida a nivel mundial, y 5. Se impulsa y se fomenta la creación y ampliación del empleo nacional.
Por todo lo anterior, “Yo compro lo hecho en Colombia”